Cuando tenía 15 años Carlos Alfonso Pinzón Moncaleano se fue de su casa para nunca más regresar. En una pequeña maleta empacó dos mudas completas y parte de sus sueños.
Quería, desde ese momento, conquistar al mundo, ver nuevos paisajes, escuchar otras melodías y aprender de la vida. Se fue con su amigo Alfonso Rey. Pidieron aventones a los camiones Ford de esos años cuarenta. Cuando llegaron a Santiago de Cali, su compañero de travesía le comentó que no podía seguir porque estaba enamorado de Carmencita, la hermana de Carlos.
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