Caminábamos juntos por el pasillo de un hospital cuando él, llorando, me dijo: “Juan, no imaginas lo que es ver la vida de un hijo desde los números”. Y me dio una explicación casi inentendible de lo que había investigado aceleradamente sobre la leucemia y las posibilidades de vida que tenía su hija Raquel. Ella, rondaba los 16 años cuando le diagnosticaron esta enfermedad que puede derrumbar a muchos, menos a esta joven que heredó la tenacidad de su padre, Daniel Coronell, y la belleza e inteligencia de su madre, María Cristina Uribe. Aquella tarde, sábado a finales de agosto de 2015, entendí que esa mezcla de lágrimas y números era, quizás, el resumen perfecto para conocer a un hombre que se convirtió, sin buscarlo, en el columnista más leído de Colombia y en uno de los periodistas más importantes del país.
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