Carta abierta al canal Caracol por la apología de su serie al criminal alias “Popeye”.
Bogotá D.C., febrero 2 de 2017
Señores
Canal Caracol.
Bogotá D.C.
Asunto : Voz de protesta por la serie “Alias JJ”.
Respetados señores;
Colombia es un país vapuleado por múltiples formas de violencia. Desde la conquista, la violencia ha sido una constante en nuestra historia. Los últimos cuarenta años han estado marcados por una violencia desideologizada, salvaje y criminal cuyo eje principal ha sido el narcotráfico. El dinero maldito del tráfico de estupefacientes ha servido para financiar a la guerrilla, a los paramilitares, a las bandas criminales y por supuesto, a los carteles de la droga. También ha servido para corromper a las instituciones en los tres poderes públicos del Estado. La década de los 80´s y principios de los 90´s estuvieron marcados por esa época aciaga que conocimos como el “narcoterrorismo”. No quiero ahondar en detalles. Muchos de ustedes conocieron mejor que yo esos años difíciles, fueron testigos de las bombas indiscriminadas que masacraron inocentes, los asesinatos de millares de colombianos por intentar oponerse al poder macabro, corruptor y criminal de Pablo Escobar y sus secuaces, y el miedo con el que vivimos sabiendo que solo salir a la calle nos podía costar la vida.
Bastante difícil ha sido para el país reponerse de estas heridas. Por culpa del narcotráfico nos quedamos sin saber qué hubiera sido de Colombia con un presidente como Luis Carlos Galán, la izquierda democrática fue prácticamente exterminada y muchos faros morales de la sociedad fueron asesinados, como Guillermo Cano, por ejemplo, que solo con su pluma enfrentó las ametralladoras de los mafiosos. Y lo mataron.
El narcotráfico no desapareció. Pero al menos el repudio social y la acción valiente de algunas autoridades incorruptibles, lograron que los narcotraficantes dejaran de ser esos capos visibles, omnipotentes, emplumados y temidos que arrinconaron al Gobierno y a la justicia. Por la presión del estigma y la persecución, los mafiosos regresaron a sus madrigueras para seguir delinquiendo desde la clandestinidad y el anonimato.
Jhon Jairo Velásquez Vásques, alias “Popeye”, fue uno de estos personajes nefastos de segunda línea, un calanchín sin escrúpulos que llenó de dolor y luto al país cumpliendo órdenes de Pablo Escobar o “El Patrón”, como orgullosamente aún le dice. Su paso de 22 años por la cárcel, que le sirvieron más como un refugio de protección y propaganda política que como proceso de reivindicación y resocialización, demostró que en Colombia las cárceles no sirven para reformar ni para hacer mejor persona a nadie, mucho menos a este sujeto que sufre de incontinencia verbal, megalomanía y que aún sigue en el camino de la intimidación para hacerse un espacio de fama inmerecida.
Alias Popeye es un enfermo del protagonismo, de las cámaras y de los titulares de prensa, ya no por sus actividades criminales sino por su espíritu de divo. El tatuaje que muestra orgulloso en su brazo declarándose como “el general de la mafia” evidencia que no tiene una pizca de arrepentimiento por su prontuario criminal y, por el contrario, ahora esa es su marca registrada.
Desafortunadamente en Colombia solo hay dos canales privados de televisión y unos pocos institucionales. La mayoría de ciudadanos no tienen la capacidad económica para pagar televisión por cable o satelital y deben someterse a la programación pública. Esto obliga a la mayoría de colombianos a ver RCN y Caracol. Por eso la responsabilidad que tienen al determinar su parrilla de programación no es poca, teniendo en cuenta que el entretenimiento en Colombia es caro y la televisión copa el ocio de millones de personas que llegan a su casa a encenderla. Mis profesores de periodismo solían decir que la agenda informativa de los medios es tan importante que la mayoría de noticias son fabricadas por éstos. “Los medios son el reflector que ilumina la verdad que ellos quieren y la presentan como quieren”, era la frase sabia y recurrente de un maestro.
En los últimos años hemos estado saturados de las historias detalladas de estos mafiosos en los dos canales. Pablo Escobar, Gonzalo Rodríguez Gacha, los hermanos Castaño entre muchos otros han sido enaltecidos por los equipos de producción, libretistas, actores y directores de nuestra industria televisiva. Eso ya es irritante para un país que busca afanoso algo de lo cual sentirse orgulloso entre tanta podredumbre, crimen y corrupción. Pero definitivamente la historia de alias Popeye que está próxima a estrenarse roza con los linderos de lo incomprensible y lo ridículo.
Jhon Jairo Velásquez estará sentado en primera fila viéndose representado y su ego y prepotencia infinitos se inflarán hasta el cielo por cuenta de la ambición de un canal, de su canal. No importa que lo pinten como un criminal (bien saben que esta es una razón de orgullo para él); él verá multiplicada su popularidad, su fama, su capacidad para intimidar y su alma de divo venido a más por la fuerza de los medios. No es responsable que ustedes hagan eso. No es serio ni ético. Hace unos días veía un video en el que ese sujeto abordaba a dos señoras inermes y él las filmaba y las intimidaba en la calle solo porque le decían una verdad que todos conocemos: Que él es un criminal. Ustedes, lejos de asumir su responsabilidad social y cultural están enalteciendo al criminal y con él al crimen. Y no estamos hablando de una historia pasada, de un delincuente que ya no existe, no. Estamos hablando de un tipo que a pesar de que pagó su condena en una cárcel ha hecho de su prontuario criminal pergaminos y títulos de capo que ostenta como si fuera un benefactor de la humanidad. Ahora esas valientes señoras que se le enfrentaron se sentirán relegadas, mientras ustedes seguirán encumbrando la imagen de alguien que claramente no lo merece, no solo por el daño que ha hecho, sino porque sus acciones recientes han demostrado que no tiene nada bueno para aportarle a la sociedad. Señores del canal Caracol, alias Popeye encarna al delincuente victorioso que se vanagloria con sus fechorías y con esto ha escalado peldaños en el reconocimiento público de un país que tiene sus valores invertidos, en donde colarse en el Transmilenio, por ejemplo, no solo no es un acto censurable sino que es visto como una maniobra astuta para ahorrarse dos mil pesos y evadir los controles de la ley. Y ustedes están cohonestando ese comportamiento.
Ustedes dirán, como suelen hacerlo, que la serie “alias JJ” tendrá un efecto pedagógico, que "quien no conoce su historia está condenada a repetirla" y todos esos paliativos morales con los que manipulan a la opinión pública para vender sus producciones polémicas. Y por polémicas quiero decir claramente antiéticas.
Sé que esta carta no tendrá ningún efecto en ustedes y que el próximo miércoles muchos colombianos estarán frente a la pantalla viendo su nueva serie. Sé que Jhon Jairo Velásques Vásquez estará muy vanidoso, con un whisky en la mano con la que tantas veces disparó, feliz, viéndose como un personaje importante y relevante cuya vida es tan interesante que mereció el esfuerzo de una programadora colombiana para hacerla un seriado. Sé que quizás esa serie será exitosa porque los colombianos somos masoquistas y nos encanta fagocitar los excrementos del pasado, esos que antes vimos con dolor en las noticias y que ahora vemos como un show en sus programas. Por mi parte, mi única voz de protesta será esta carta y por supuesto, no ver un solo capítulo de ese adefesio cultural que ustedes vuelven mercancía para la venta enalteciendo todos los antivalores que nos tienen sumidos en una decadencia absoluta.
Hemos padecido siglos de violencia y ahora ustedes perpetúan a los criminales en sus producciones como si fueran los héroes de nuestra historia. Quizás ustedes tienen una razón comercial poderosa. Pero quiero decir con claridad y énfasis que se están equivocando al iluminar con su serie a un ser tan oscuro como alias Popeye y que esto está motivando a muchos más jóvenes a ser como él. Luego, deberían reflexionar sobre la responsabilidad que tendrán en la violencia venidera al fortalecer liderazgos tan negativos como los de ese personaje nefasto y ruin. De alguna manera, ustedes también se están lucrando con el dinero del narcotráfico.
Me despido con toda la tristeza e impotencia por lo que están haciendo con total falta de ética y responsabilidad social, pero con la tranquilidad de haberles expresado con contundencia mi opinión.
Cordialmente,
Andrés Felipe Giraldo López.
There are 14 Comments
Totalmente de acuerdo en todo
Excelente columna. La
Les quedo grande hacer
Que bien ver que hay personas
Muy de acuerdo, esas series
Gracias Luis Felipe! Su carta
De acuerdo, se les acabaron
Es paradójico cómo un
De acuerdo sólo nos falta
Si muy cierto . Colombia
Unanse a la pagina de
por favor como hacen homenaje
Que bueno presentar la vida
Totalmente de acuerdo. La
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