Esta obra, además de tener como hilo conductor el tema de lo «raro», también permite que los lectores puedan ahondar en las diferentes formas de vida que son posibles de hallar en distintas lugares del mundo, y lleguen a construir un perfil acerca de los protagonistas de estas historias, que, para algunos serán insólitas e inverosímiles, y para otros, posibles extensiones del mundo macondiano, que suelen deambular, tanto en territorio colombiano, como en distintos escenarios.
Vélez Isaza, con su habitual sagacidad e ingenio, logra retratar seres humanos, hermanados por el ámbito de lo extraño, a partir de particulares relatos que incluyen desde la posibilidad de llegar a presenciar la extinción fulminante del café, el «síndrome del corazón roto», el reprochable actuar de Guillermo Cristancho Acosta y su séquito de «cocoparacos», así como una exitosa «influencer» que desarrolló un serio trastorno mental; o el relato en torno a Juan José Nieto Gil, «un negro bien parecido que fue presidente de Colombia en 1861, pero a quien la aristocracia política de su país racista en ninguna época ha querido reconocer», entre otras impecables narraciones.
Un mundo raro, escrito por el afamado «Contador de Historias», es un referente de las distintas formas de vida que subyacen en el mundo y que, afortunadamente, encontraron en este autor antioqueño su plataforma para ser reconocidas como una manera de realizar una mirada introspectiva frente a lo que la sociedad ha configurado, durante décadas, tanto en el aspecto culinario, psicológico, sociológico, antropológico, filosófico, entre otros. Cada relato, posiblemente, además de presentar a un protagonista, también sea la excusa perfecta para realizar una invitación personal a reflexionar sobre los comportamientos, los sucesos y los pensamientos de esta época que, sabiamente, Vargas Llosa bautizó como la «civilización del espectáculo».
Por: Jimmy Fortuna
Catedrático de la Universidad Industrial de Santander
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