Dom, 09/11/2022 - 10:41
Foto: Planeta

Obscuritas, una novela como un laberinto

Dicen que en realidad no tememos a la oscuridad sino a lo que habita en ella: tememos a lo que no podemos ver. Lo oculto entre las sombras, lo inesperado, es siempre una amenaza. Así, con metáforas sobre luces y penumbras, construimos nuestra relación con el miedo, como si huyéramos siempre del monstruo bajo la cama de la infancia.

En Obscuritas, novela publicada por Planeta, David Lagercrantz (Suecia, 1962), construye una trama como un laberinto formidable en el que cada pasadizo promete ser el último, hasta que aventurar una salida es imposible.

En el verano de 2003, Jamal Kabir, un árbitro de fútbol refugiado, es asesinado en Estocolmo luego de un partido. La policía captura a Giussepe Costa, el padre de uno de los jugadores, como sospechoso, pero cuando debe liberarlo por falta de pruebas el caso se derrumba.

Hay presiones para archivar el caso. Micaela Vargas, una inmigrante chilena, y el profesor Hans Rekke, consultado por la policía en la etapa inicial de la investigación, deciden seguir adelante para encontrar al asesino.

El contexto es la lucha contra el terrorismo iniciada por Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, con la invasión a países del medio oriente y los excesos cometidos para justificar una narrativa de una amenaza mundial.

Lagercrantz logra incorporar en la trama de esta novela de 553 páginas elementos de política internacional, presiones diplomáticas e intereses burocráticos al tiempo que construye personajes disímiles, llenos de complejidades. Hans Rekke, un hombre adinerado heredero de una familia tradicional sueca, parece tenerlo todo y sin embargo es un eterno perturbado por los convencionalismos de su ambiente y su fracaso en la música, y Micaela Vargas deambula escapando de las sombras del pasado de su familia, el cual no quiere repasar pero que sin embargo la nutre constantemente.

Así, el autor construye una historia que se remontará a finales de los años 80 en Pakistán con la invasión de la URSS, el ascenso posterior del régimen talibán y llevará a Rekke y Vargas hasta las sombras de las prisiones ilegales construidas por Estados Unidos para torturar a los sospechosos de terrorismo.

Esta novela negra del autor sueco es un ejemplo impresionante de cómo escribir una historia de detectives: siempre habrá una esquina nueva por la que girar para encontrar la salida. A la par, va dejando ventanas abiertas, preguntas sin respuesta para resolver en la continuación de la saga que, espero, Lagercrantz ya esté preparando.

 

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