La película fue dirigida por Daniela Castro Valencia y Nicolás Ordóñez, quienes han sido conocidos por su participación en producciones como Alias María y La Defensa del Dragón. Para llevar a cabo esta película, los directores desarrollaron un trabajo colaborativo que les dejó comprender la complejidad inherente a la historia de Yineth. La mujer de los 7 nombres inauguró el Festival Internacional de Cine por los Derechos Humanos el pasado martes.
El documental retrata un país en el que la paz ha representado toda una convulsión, después del conflicto al que estábamos acostumbrados.
Hablamos con los directores sobre temas como la pluralidad del relato de Yineth, el poder de su historia y la importancia que esta tiene para un país como Colombia.
Vivian Martínez Díaz: ¿cómo llegaron a la protagonista de la película?
Daniela Castro Valencia: llegamos a ella por otra película llamada Alias María. Para esta película entrevistamos a muchas mujeres excombatientes. Yineth fue la última mujer entrevistada. Me llamó la atención Yineth como personaje, no porque su historia fuera más o menos interesante que las historias de las demás mujeres, o porque fuera más o menos poderosa, sino porque ella tenía una cualidad “camaleónica”. Fue así como invité a Nicolás. Los dos nos habíamos conocido hace algún tiempo grabando cosas en el Putumayo y encontré que ambos compartíamos varias afinidades estéticas. Por eso lo invité a hacer esta película. Inicialmente, hicimos una entrevista de prueba a Yineth que después terminó siendo parte estructural y fundamental de toda la película. Tuvimos la certeza de que, en efecto, había una película y que teníamos un gran personaje.
VMD: Había una escena de la película donde Yineth vestía el uniforme que la identificaba como combatiente de las Farc-EP, y otra donde llevaba el fusil y hacía la marcha. Fueron momentos evidentemente emotivos para ella y emergieron variados sentimientos. ¿Cómo fue el manejo de esas escenas con Yineth?
DCV: Nicolás siempre ha dicho que Yineth tiene una consciencia fílmica muy grande. Ella es consciente del poder de su relato, ya que parte de su trabajo tenía que ver con contar su propia historia. Yo sentí que su relato tenía elementos que nos permitieron “jugar” con ella, con esa personalidad tan extrovertida que tiene. Jugamos pero al mismo tiempo intentamos llegar a las fibras más profundas. Eso nos permitió romper con un relato preestablecido que ella ya había construido y que reflejaba muchos de los escudos que había creado para sobrevivir.
Nicolás Ordóñez: estoy de acuerdo con la idea del “juego” que enuncia Daniela porque eso remite a la manera en que, como cineastas, penetramos en el pasado de alguien. En el caso de Yineth lo hicimos de una forma lúdica que le dejara transformarse en otras mujeres que ya había vivido en el pasado y que tenían otros nombres. Por un lado, era un lineamiento estético, y por otro, un modo de destapar las capas de esa persona tan compleja que es Yineth. La gran pregunta era cómo hacer eso sin violar su intimidad, sin dañarla. El juego que menciona Daniela nos pareció una gran manera. Y eso nos condujo a otra cosa muy importante: Daniela y yo actuamos como equipo, pero ella representaba lo femenino y yo lo masculino. Desde nuestras respectivas posiciones nos turnábamos la acción de desvelar la personalidad de Yineth. A veces ella tenía momentos de intimidad increíbles con Daniela que de un momento a otro se cerraban, y ahí entraba yo. Siempre buscábamos la manera correcta de hacer las cosas.
VMD: apareció una escena donde Yineth decidió cómo quería llamarse en la película. En ese mismo momento pidió que los nombres de sus familiares y seres queridos fueran reemplazados por pseudónimos. Esto me remitió a la representación ética de su relato y a las implicaciones de mostrar su experiencia de vida en este momento político. Es decir, estamos en un país que está atravesando un tránsito hacia la paz pero que aún presenta innumerables violencias. ¿Cuál creen que puede ser el aporte de la historia de Yineth a la construcción de paz?
DCV: Para mí fue fuerte notar que esta película se tardó en hacer lo mismo que tardaron los acuerdos de paz en La Habana, y que ahora será vista en una Colombia distinta. Lo sufrí en muchos momentos y queríamos estrenarla antes de las elecciones. Siempre queríamos terminar la película antes, porque sentíamos que el momento pertinente era ya. Y realmente hoy creo que el destino tiene sus regalos. Yo siento que Yineth representa una voz que va más allá de la apuesta por la paz. Representa la voz de las mujeres que han empuñado un arma y que han hecho parte del conflicto armado. Al mismo tiempo, representa la voz de aquellas mujeres que han reconstruido países y que han podido transformar universos con su propia fuerza, y de paso, generar vida. Hay unas generaciones que no están viviendo lo que Yineth vivió.
En ese sentido, creo que el mensaje más bonito y más poderoso de esta película es esa fuerza femenina que representa cosas que van más allá de un mensaje de paz. Se trata de un mensaje de fuerza. Existe algo muy especial de Yineth que hizo parte de mi relación con ella: hay un fragmento de su vida en el cual uno siempre se puede identificar. Incluso, hay partes de su vida en las que uno quisiera ser ella. Y no es precisamente desde el lugar de la heroína, no. Sino desde la fuerza que ella tiene para transformar sus entornos y sobrevivir.
VMD: La mujer de los siete nombres está inaugurando el Festival Internacional de Cine por los Derechos Humanos. ¿Qué rol esperan que la película cumpla en un evento de este tipo?
NO: Parte de nuestras metas e intenciones era ponerle una cara, unos ojos, unos brazos y un cuerpo a la guerra. La guerra –y eso lo dice Daniela, varias veces se lo he escuchado– se maneja con cifras. Y las cifras son vacías, impersonales y transparentes. Al final no nos dicen nada. En cambio, una historia, solo una, nos dice algo. Nuestro objetivo fue ponerle una cara y un cuerpo a este conflicto que tenemos hace tantísimo tiempo. Con una sola historia podemos lograr más que con millones de personas incorporadas dentro de una cifra.
DCV: Yo creo que la película inauguró el Festival Internacional de Cine por los Derechos Humanos porque tiene que ver con aspectos de la vida de una mujer que resultan ser absolutamente humanos.
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