Por: Esteban Jaramillo
Los tuvo Luís Díaz, con su jugada maravillosa, precedida de diez pases, con asistencia genial y "quirúrgica" de Cuadrado y la acrobática definición con pinta de ballet para el gol de Colombia ante Brasil. Hasta la agonía del partido Colombia disfrutó del triunfo. Pero el árbitro, la complejidad del reglamento y su libre interpretación, aguaron la fiesta.
Jugadas esporádicas estas, que poco brillan en el libreto actual de la selección, que acumula tres partidos sin victoria.
La propuesta de anular a Neymar y con él a sus compañeros, se vio fortalecida por el gol al comienzo, lo que le dio vuelo a la idea planteada de reforzar el cero, con beneficio para varios de los interpretes, adaptados a este juego. Tal el caso de Barrios, trabajador incansable, con diez piernas, en procura de la pelota.
La tónica frente al campeón reinante de Copa América, fue la de correr con intensidad, cerrar espacios, con voluntad colectiva y sacrificio. Ceder la iniciativa fue provocadora, por la tendencia, nacida de los jugadores y no del libreto, de fortalecerse en grupo en terrenos peligrosos. Defender cerca a la portería de Ospina, especialmente en el segundo tiempo, fue de alto riesgo. Son serenos, insistentes y técnicos los brasileños. La selección solo claudicó en el cierre, por fatiga y descompuesta por el pito.
De por medio una jugada en extremo polémica, en la que el árbitro tomo protagonismo, con la libre interpretación que dan las reglas, para despojar a Colombia de un buen resultado. Le dio validez a una jugada, que a la luz del reglamento es incorrecta. Los cambios de los últimos tiempos implican que cuando un balón golpea en cualquier parte del cuerpo al árbitro, el juego debe ser detenido. Con pelota a tierra se reanuda bajo el control de quien la conducía. El juez Pitana, de Argentina, después de larga deliberación, decidió a favor a Brasil, dándole vía libre al gol, para el transitorio empate.
En la que va de la copa, el músculo ha relevado el talento, el esfuerzo la clase, la táctica la técnica y los kilómetros la destreza. Ganar con poco, como ocurrió esta vez con Brasil, es costumbre. Messi ha sido protagonista con sus conciertos de futbol, los mismos que, antes del partido contra Colombia, realizó Neymar. Encandilan los dos con su protagonismo, porque a nuestra estrella, James Rodríguez, su boicoteador interno lo tiene alejado y contra las cuerdas.
Con la clasificación en el Bolsillo la selección, sigue en su persistente lucha por indentificar un equipo, combinarlo con juego y ganar, con satisfacción para la tribuna. Tarea difícil cuando acosan los resultados. Amarga sensación como ocurrió en Brasil, en el mundial, en partido entre los mismos rivales, cuando el árbitro tuvo influencia para anular el gol de Yepes. Lo que tanto enardeció al pueblo colombiano.
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