El día de ayer se anunció su retiro oficial del fútbol (aunque ya llevaba mas de 2 años sin competir oficialmente). Jugó en varios equipos, pero donde dejo su marca en la historia del fútbol fue en Barcelona. Ahí fue ídolo y ganó prácticamente todo, incluyendo la Champions League de 2006 con ese equipo estelar integrado por Eto’o, Xavi, Puyol, Deco, entre otros. Ganador también de una Copa del Mundo en 2002 (donde le anotó un golazo increible al arquero inglés David Seaman), el jugador brasileño fue considerado el rey del jogo bonito, ese estilo que claramente identifica al fútbol brasileño. Desafortunadamente, su carrera tomó un rumbo extraño en su última temporada con el Barca. Es conocido que Ronaldinho disfrutaba de las fiestas y la buena vida, por lo que su estado físico comenzó a decaer; al punto que Pep Guardiola, el técnico en ese momento del equipo, decidió que no iba a contar más con él. Una decisión más que controversial, pero que rindió sus frutos ya que permitió el eventual despegue de Lionel Messi. Ronaldinho fue el padrino futbolístico de Lio y fue su mayor influencia durante los años formativos del argentino en el Barcelona. Después de su paso por equipos como AC Milan, Flamengo, Atlético Mineiro, Querétaro y Fluminense, ya era obvio que el brasileño no volvería a tener ese nivel que deslumbró a todo el planeta, pero él seguía disfrutando de su mayor pasión y se divertía como nadie.
Ronaldinho fue un jugador de leyenda, de esos que nunca volveremos a ver. Su talento era tan enorme que verlo jugar era un placer. Conquistó el corazón de todos los que amamos el futbol y disfrutamos con sus gambetas y su magia. A Ronaldinho, lo amabas o lo amabas. no había punto intermedio.
Gracias Ronaldinho, por todo lo que le diste al futbol. Extrañaremos esa gran sonrisa, tus golazos y tus pases. Jamás te olvidaremos; ciertamente el Bernabéu nunca lo hará.
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