Una inquietud de las personas sobre la implementación de los robots es el supuesto reemplazo de los puestos de trabajo, debido a su gran capacidad para efectuar las mismas labores asignadas de manera uniforme, rápida y sin distracciones. Esto mismo se pensó de las primeras máquinas a vapor en inventarse y que definieron el inicio de la revolución industrial al ser capaces de hacer la labor de varios trabajadores. Sin embargo, en lugar de desaparecer se creó un nuevo rol de operarios que les dio mayor valor. Un cambio que ya se está gestando en la actualidad gracias a los exoesqueletos industriales, punto intermedio entre la robótica y los humanos.
Los exoesqueletos son servoarmaduras que apoyan los movimientos de los operadores otorgándoles la capacidad de manipular objetos pesados de manera repetitiva e incluso en posiciones forzadas por más tiempo, sin el habitual agotamiento y desgaste físico de su práctica. Esto mejora grandemente los índices de productividad al minimizar el ausentismo laboral, y permitiendo el ingreso a personal con limitaciones físicas, al no ser un impedimento para el adecuado uso de estos aditamentos especiales.
Por otro lado, se abre una nueva rama profesional dedicada al mantenimiento y reparación de los exoesqueletos. Gracias a que la tecnología apunta a la simplificación, ahora se pueden emplear materiales tan resistentes y livianos como el titanio y la fibra de carbono. Estos pueden ser soldados con un tipo de adhesivo especial como las resinas epóxicas, una de las actuales alternativas para reparar y recuperar objetos de distinta composición, con lo cual podemos poner de vuelta a los exoesqueletos en servicio rápidamente.
En este sentido, no solo en las fábricas, sino también en los entes de gobierno valorarían la eficiencia de la robótica. El SEIZ es un robot informático (bot) desarrollado por Atix Digital, que está dotado de inteligencia artificial y machine learning. Este bot ha demostrado resultados prometedores, al analizar en solo 8 horas 96 0000 documentos asociados al cobro del impuesto predial, en comparación con los 38 000 procesados por un equipo de 25 personas durante un año.
De implementarse en todas las oficinas públicas, bajarían los costos, y tiempos asociados a la carga burocrática, mientras que el personal anteriormente dedicado a esas labores podrá ser asignado a funciones de mayor valor e impacto para la ciudadanía y el Estado.
En este orden de ideas, se espera que para 2030 los robots realicen diversas actividades y sean de apoyo para las personas en su rutina diaria, como conducir, efectuar reparaciones del hogar o crear contenidos. Así mismo las personas desearían contar con ellos para avisarles y protegerles de posibles situaciones de peligro, al tiempo que son más eficientes en la creación y consumo de fuentes de energía más limpias. En lugar de desplazar a las personas, la robótica solo busca ser una extensión de ellas, convirtiéndose en un puente para alcanzar sus metas más deseadas.
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