En Internet hay tal cantidad de contenido que es imposible procesar tanta información. El algoritmo, aquella mano invisible, decide qué mostrarnos al navegar por Internet basado en nuestras búsquedas, intereses e interacciones. Sin embargo, filtrar el contenido valioso del irrelevante no es tan sencillo. Sobre todo porque no siempre que entramos a Internet estamos buscando lo mismo. A veces queremos informarnos y otras, simplemente entretenernos.
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