Toda mi existencia, desde mi más tierna infancia ha estado emocionalmente marcada por las películas, los libros y la música. De tal forma que podría decirse que mi inteligencia emocional está construida con ladrillos de quimeras. Dudo que sea la única persona, cuya educación sentimental haya decaído en esos pilares. Lo que me lleva a pensar en la cantidad de taras emocionales que padecemos.
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