Abordé el Bertholf, un barco Guardacosta de Estados Unidos, con la misión de ser testigo de la detención en alta mar de un narcosubmarino, como se les conoce a estas embarcaciones clandestinas usadas por los carteles para enviar cocaína desde Colombia hacia Centroamérica, México y Estados Unidos. Tony Álvarez, mi camarógrafo, y yo, teníamos claro que dos semanas después podríamos regresar a Miami sin lograrlo. Se trata de una cacería incierta que no siempre arroja resultados positivos.
Leer más...