UNA MADRE Y UN NIÑO SE COLARON. Miles, pudieron ser treinta o setenta mil, espectadores los que colmaron las graderías del Maracaná. Dos figuras, portado orgullosamente una bandera del Perú, esperan el momento oportuno para colarse y sentir como todo su país la arrasadora fuerza de vivir cada pase, cada jugada buena o mala pero jugada del Perú. Es la una madre que asida de la mano, que en la otra lleva la bandera de su patria quieren burlar la guardia. Los porteros de las entradas están atentos, recelosos. Pero hay uno, joven, que observa y decide incumplir su deber y deja entrar a esa madre y al niño, con su pequeña bandera del Perú para que aplaudan y sufran con los suyos esta final de la Copa de América.
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