¿Puede hablarse de una ética de la movilidad? La cotidianidad presenta constantemente dilemas éticos fáciles de resolver, debido al hábito, por parte de peatones, ciclistas, motociclistas, pasajeros o conductores. Hay otros de difícil manejo. El alcohólico resuelve su dilema conduciendo en estado de embriaguez, por ejemplo. Alguien con afán, toma la decisión de cruzar un semáforo en amarillo o rojo. Otra persona, a sabiendas, decide ir en contravía poniendo en riesgo su integridad y la de los demás.
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