Ya desde el inicio de los setenta se asomaba su gran poder, comenzaba con pequeñas cantidades que iban por el correo, y las que transportaban los viajeros en la doble suela de sus zapatos. La cocaína apenas surgía y venía desde Perú y Bolivia, muy lejos de las grandes hectáreas de marihuana, en la costa atlántica colombiana. Pero pronto, el clima, la cercanía a EE.UU. y el ingenio, sumado a la guerra de Vietnam, pondrían a Colombia en primer plano.
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