La última vez que supe de alguien que cambió el mundo fue hace muy poco tiempo, de hecho, un par de horas, porque, como sabemos, cualquiera es capaz de cambiar el mundo si se lo propone y, sobre todo, como he dicho en repetidas ocasiones, si cambia lo que sus sentidos pueden cambiar, porque cambiando lo que esté al alcance de ellos, cambiamos el mundo, y esto es lo que hizo esa persona de la que les hablo y que, para ser más concretos, y no divagar tanto, me cambió a mí, que soy parte del mundo y, por tanto, soy el mundo.
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