En el marco del conflicto armado colombiano se han cometido muchos crímenes contra la integridad personal. Homicidios, masacres, torturas, desapariciones forzadas, abuso de menores de edad y secuestros se cuentan entre las prácticas más repudiadas en la extensa confrontación. Este último es tal vez el peor de ellos, se convierte en una tortura permanente para la víctima y su familia, ante la incertidumbre de las condiciones del encierro.
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