Hoy, una vez más, iba a regar mi bilis que se escurre desde mi hígado por los dedos hasta el teclado odiando con odio jarocho a este Gobierno desquiciado y a quienes lo eligieron con el criterio de un chontaduro sin sal. Cuando me disponía a ello, abrí las cortinas de mi ventana y me encontré con este paisaje. No tuve más remedio que relajarme, amar la vida a pesar de todo lo que la contamina y cambiar mi humor atrapado en esta magia hermosa llamada campo.
Leer más...