Una señora de unos setenta y tantos años me ofreció hace unos seis o siete años, no sé, soy malo con el calendario y con los números, que yo podía tomar o usar sus servicios y desdoblarme o multiplicarme, convertirme en múltiples personas como yo, es decir, muchas personas que eran yo y, así, cumplir con las tantas cosas que tengo que hacer.
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