Como en todos los países y sectores productivos, el Coronavirus fue el personaje (o antipersonaje) del año. La Educación Superior no fue la excepción. Todos los proyectos de fomento y de consolidación del sector se vinieron a pique a partir de marzo de 2020, cuando se suspendió la presencialidad en todo el sector educativo y la gran mayoría de IES, caracterizadas por su modalidad presencial, tuvieron que adaptar, improvisar, aprender, llamar de diversas formas y, en fin, buscar la estrategia que menos duro les afectará la continuidad y matrícula de sus estudiantes al tener que sobrevivir con apoyo de la tecnología virtual para sus clases.
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