Las denuncias de Patricia Casas, esposa del concejal Hollman Morris, sobre violencia intrafamiliar corren el riesgo de pasar a los anaqueles de la ignominia. Tal como ella lo temía y lo expresó públicamente el poder del aspirante a la alcaldía de Bogotá puede hacer que ella quede como la victimaria y el concejal salir airoso como la víctima. Ya se ven los intentos de generar ese tipo de esperpentos justificacionistas como los que aparecen cuando una mujer es violada y se riega la especie de que la culpable era ella por llevar minifalda o por ser provocadora.
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