A todos nos encanta la moda, pero no debería ser a costa de las personas o del planeta.
El 24 de abril de 2013, el edificio conocido como Rana Plaza, en Bangladesh, que alojaba cuatro fábricas de ropa independientes, las cuales fabricaban ropa para marcas como el Grupo Benetton, The Children's Place, DressBarn, Mango, Monsoon, Inditex y Primark, así como para empresas de distribución como El Corte Inglés, colapsó.
Desde el 23 de abril, los mismos empleados alertaron sobre las grietas que aparecieron en la estructura del edificio. Sin embargo los patrones pidieron a los trabajadores de la confección volver al día siguiente, declarando que el edificio era seguro. Algunos trabajadores dijeron que las grietas eran muy graves, tan graves que la aparición de las mismas fue noticia en varios canales de noticias locales.
El edificio se derrumbó en torno a las 09:00 am, dejando sólo la planta baja intacta. Un bombero dijo que en el edificio podría haber alrededor de 2.000 personas cuando se produjo el colapso, uno de los sobrevivientes indicó que podrían albergar hasta 5.000 trabajadores. Un residente del local describió la escena como si "de un terremoto se tratara". Al menos 1127 personas muerieron ese día. El edificio era propiedad de Liga Awami, Sohel Rana, uno de los dirigentes del partido gobernante de Bangladesh.
Circunstancias como esa han puesto en la palestra la discusión al rededor de la responsabilidad social empresarial de las grandes marcas de moda, que normalmente utilizan los baratos servicios de confección de trabajadores en países subdesarrollados, aumentando así sus ganancias operativas.
La transparencia es el primer paso para transformar la industria de la moda y comienza con una simple pregunta: ¿quién hace la ropa?
Fashion Revolution, organización sin fines de lucro con presencia en más de 100 países de todo el mundo, cree que este simple cuestionamiento hace que la gente piense de manera diferente sobre lo que usan. Con más ciudadanos animando a las marcas a responder la pregunta quién hace la ropa, Fashion Revolution tiene el poder de impulsar la industria para que sea más transparente.
No se sabe lo suficiente acerca del impacto que la ropa tiene en las personas y el planeta.
Aunque las compañías comparten sus políticas y compromisos sobre derechos humanos y medio ambiente, todavía hay mucha información crucial sobre las prácticas de la industria de la moda que permanece oculta, especialmente cuando se trata de impactos en las vidas de los trabajadores en la cadena de suministro y en el planeta.
Fashion Transparency Index 2018 revisa y clasifica a 150 de las principales marcas y minoristas mundiales de moda y vestimenta de acuerdo con la cantidad de información que revelan sobre sus proveedores, las políticas y prácticas de la cadena de suministro, y el impacto social y ambiental.
Fashion Revolution evaluó las marcas y los minoristas en cinco áreas clave:
Los resultados no son tan sorprendentes: el puntaje promedio de las 150 marcas y minoristas es 21% de los 250 puntos posibles, lo que demuestra que aún hay mucho trabajo por hacer.
Sin embargo, hay empresas que avanzan hacia una mayor transparencia. De las 98 marcas y minoristas revisados en 2017, se ha notado un aumento promedio del 5% en su nivel de transparencia en 2018.
La buena noticia es que el 37% de las 150 marcas en Fashion Transparency Index 2018 publican listas de proveedores, al menos en el primer nivel donde la ropa normalmente se corta, cose y ensambla. Este es un aumento con respecto al año pasado en el que el 32% de las 100 marcas de moda analizadas publicaron una lista de proveedores; en 2016 solo cinco de 40 empresas lo hicieron.
Este año, el 18% de las 150 marcas y minoristas también publican sus instalaciones de procesamiento donde las prendas se tiñen, imprimen, lavan y terminan en una etapa anterior de la producción. Este es un aumento respecto del año pasado cuando únicamente el 14% de las 100 marcas revisadas publicaban este dato.
Solo una marca informa sobre el origen de materia prima, de la cual aproximadamente el 90% es fibras de ASOS suministradas por cuatro proveedores nombrados. Ninguna otra marca o minorista publica esta información, por lo que no hay forma de saber de dónde proviene su algodón, lana u otras fibras o quién las produce. Igualmente, hay muchos intermediarios involucrados en el transporte de la ropa. Los mayoristas, agentes y distribuidores son papeles importantes y rentables en la industria de moda que el público realmente no ve.
Todavía hay mucho que se desconoce sobre quién hace la ropa, desde la granja hasta el comercio minorista.
La falta de transparencia puede costarle la vida a muchos trabajadores. Es imposible para las empresas asegurarse de que se respeten los derechos humanos, que las condiciones de trabajo sean adecuadas y que el medio ambiente esté protegido sin saber dónde se fabrican sus productos. Es por eso que la transparencia es esencial.
La transparencia requiere que las empresas sepan quién hace la ropa: quién las borda, quién tiñe la tela, quién cultiva el algodón y bajo qué condiciones. Las marcas deben hacer pública esa información.
Si se conocen las instalaciones donde se fabrica la ropa, si se tiene acceso a las fábricas, molinos y granjas donde las marcas se abastecen, entonces el público puede ayudar a que la industria explique las malas prácticas y fomente las buenas.
La transparencia por sí sola no es suficiente para solucionar los problemas de la industria, pero es un primer paso necesario hacia un cambio sistémico más amplio. Las marcas y los minoristas, los gobiernos y los proveedores deberían rendir cuentas sobre los derechos humanos, las condiciones de trabajo y el impacto ambiental.
Fashion Revolution cree que toda la industria de moda necesita un cambio de paradigma radical y que la forma en que se produce, vende, usa y desecha la ropa debe transformarse de manera integral. La transparencia ayuda a revelar las estructuras de la industria para que se pueda entender mejor cómo cambiar este sistema de una manera fundamental, duradera y positiva.
Estas son algunas formas en que las compañías pueden demostrar su compromiso con la transparencia:
Ser una marca transparente es difícil. Una empresa puede temer porque no quiere poner en peligro la competitividad, porque es posible que no pueda responder a los trabajadores o proveedores si formulan preguntas, o bien, porque podría descubrir problemas que no sabe resolver.
No obstante, vivimos en una época en la que los secretos personales y corporativos pueden salir a la luz. Es solo cuestión de tiempo antes de que el público descubra los hechos.
Ya no hay excusa. Como compañía, tu mayor temor debería ser que más tragedias como Rana Plaza vuelvan a suceder.
Saber quién hace la ropa es el primer paso importante para garantizar que este tipo de tragedias ya no pasen.
La transparencia no solo es comprender y reducir los riesgos para la reputación de la empresa, también puede ser beneficioso para los negocios. Conocer quién hace la ropa y dónde, así como estar en mejor contacto con la cadena de suministro, significa que uno puede entenderla más claramente y tomar decisiones comerciales mejor informadas.
La moda:
Puedes involucrarte y hacer la pregunta a las marcas que amas, usando el hashtag #WhoMadeMyClothes y exigir una mayor transparencia en la cadena de suministro de la moda a través de la promoción y los hábitos de compra. ¿Te animas a preguntar? Comparte la respuesta que te den con nosotros. Te leemos en los comentarios.
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