Cuando el avezado marinero Rodrigo de Triana, quien hacía parte de la tripulación del italiano Cristóbal Colón, grito ¡Tierra! ¡Tierra! ¡Tierra! A bordo de la nave La Santa María en la madrugada del 12 de octubre de 1492, los barcos eran el medio de transporte de larga distancia más poderoso del mundo.
De ahí la importancia de la expedición de Colón, desplazándose allende los mares de España en tres carabelas, una más grande que las otras (La Santa María).
La Pinta y la Niña eran las acompañantes y los viajes oceánicos eran normales en la época, especialmente realizados por mercaderes que viajaban entre los países de Europa, Asia y África, principalmente.
El caballo, el burro, el camello y la carreta se llevaban los honores como los medios de transporte más usados en viajes de corta y media distancia. Era una época de viajes no motorizados y quisiera imaginar la calidad del aire que se respiraba en el planeta en aquellos tiempos.
Cuando los conquistadores españoles llegan a América, lo hacen por las costas en barco. Luego a caballo, en expediciones importantes, se desplazan hasta el centro del país. Por Cartagena también entró la primera imprenta a La Nueva Granada, traída por los jesuitas, elemento que cambia la concepción del mundo porque pone el conocimiento al alcance de muchas personas frente a la transmisión oral, que se hacía en pequeños grupos.
Los viajes que hacían los conquistadores a caballo les obligaba a acampar en la noche. Los recorridos eran de aproximadamente 30 kilómetros de distancia y por ello donde acampaban iban haciendo fundaciones. Esa es la razón, entre otras, por la que en gran parte de Colombia los pueblos quedan cerca unos a otros, porque están a la distancia del recorrido y descanso de las expediciones de los conquistadores a caballo.
Mientras en Europa los caballos eran el medio de transporte privilegiado por quienes requerían hacer viajes de corta, media y hasta larga distancia, en América el desplazamiento se realizaba a pie y en canoas por los ríos y territorios lacustres de nuestro continente.
Recordemos a los chasquis, correos o mensajeros que en el imperio Inca en América del Sur llevaban información de un lugar y otro a semejanza de los atletas griegos en tiempos del Olimpo.
O a los chibchas, una de cuyas embarcaciones se hizo legendaria a través de El Dorado, aquella balsa sagrada donde el Zipa se cubría el cuerpo con oro en polvo y viajaba al centro de la laguna de Guatavita a hacer ofrendas en oro puro en medio de un ritual colectivo y comunitario.
A América la espada y la cruz llegan a caballo luego de cruzar el océano en barco. Posteriormente, mermada la población indígena, bucaneros y piratas acechan las costas de Colombia, siendo el sitio de Cartagena tal vez el más famoso y significativo de la historia. En aquellos días posiblemente el contaminante más usado era la pólvora, inventada por los chinos, quienes también crearon el papel o papiro y la impresión xilográfica.
La pólvora alimentaba los cañones de los fuertes y los barcos, así como los arcabuces, antecesores del mosquete, las bombardas y los falconetes. Los barcos, recordemos, se movían con el viento que impulsaba las velas, y por el esfuerzo humano de muchos remeros que hacían que el barco avanzara cuando el viento era menor.
Imaginar América en aquellos tiempos del descubrimiento, la conquista y la colonia en materia de medio ambiente es un ejercicio que reconforta y también llama a pensar en el futuro. ¿Cómo será el planeta en 500 años? ¿Cómo se transportará la humanidad?
Añadir nuevo comentario