Cuenta Ernesto Samper que, con motivo de los 500 años del descubrimiento, se organizó en España en Gran Encuentro de la Hispanidad al cual asistieron los presidentes de habla hispana de todo el continente.
El encuentro inicial fue en el Palacio de la Moncloa pero de allí los invitados debían partir al Palacio Real donde sería el almuerzo e inauguración oficial del evento. De pronto, la limosina en que viajaba el presidente colombiano fue abordada por el Rey Juan Carlos quien explicó que, como por razones de protocolo las delegaciones desfilaban en orden alfabético y el último lugar le correspondía a la española, podía llegar tarde a la inauguración. Contó además que en pocos días tendría entrevista con Bill Clinton, que le llevaría de regalo sendos ejemplares de Cien Años de Soledad y El Otoño del Patriarca y preguntó como estaban las relaciones colombo estadounidenses. Le explicaron las dificultades existentes con el embajador Myles Frechette y como eso había dificultado todo entendimiento.
Unas semanas después las relaciones con los norteamericanos dieron un vuelco total: Myles Frechette fue destituido, se creó el Plan Colombia, que termino beneficiando al gobierno de Pastrana, porque ya Samper terminaba su periodo y Gabo fue invitad a pasar unos días en la Casa Blanca
Sabedor Fidel Castro de este encuentro pidió a su amigo que le llevara una carta pero, como también por razones de protocolo el presidente de Los Estados Unidos no podía recibir directamente correspondencia del mayor enemigo de ese país, García Márquez entregó la misiva a un matrimonio que lo visitó.
La carta proponía, nada menos, que una alianza entre los servicios secretos norteamericanos y cubanos para intercambiar informaciones sobre contrabando de drogas, armas y demás artículos prohibidos entre los dos países, tan cercanos geográficamente. La propuesta fue aceptada por el presidente norteamericano, se crearon “delegaciones de negocios” en las capitales de las dos naciones las cuales daban pormenores de las mercancías prohibidas, les seguían completamente el rastro y terminaban apresando a todos los implicados, desbaratando esas redes criminales.
No tardaron en darse cuenta los criminales de que Cuba no era el mejor canal para delinquir y cesaron en sus intentos.
El acuerdo aún está vigente y pera exitosamente, sin que los nuevos gobiernos derechistas norteamericanos lo hayan alterado.
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