Mié, 10/11/2017 - 08:11

Dejamos de parir... por ahora

De las últimas frases que recuerdo - esta noche -, y que escuché con mucha insistencia, fue cuando faltaban pocos minutos para que terminara el partido Perú - Colombia, en el Estadio Nacional en Lima. La mujer que me enseñó a gritar en un partido de fútbol, viendo a la selección Colombia, Ana María Mejía Arango, decía para sus adentros: "Vamos Diosito termínalo ya".

Ella sufría con el alma como pocos hinchas pueden hacerlo. Sabe de estadísticas, de resultados, de historia. Pero sobre todo sabe de pasión. Y ese "Diosito" en el que creemos ella y yo, escuchó sus súplicas cuando estaba ya al borde de las lágrimas. El partido terminó 1 - 1 y, el infortunado resultado 3 - 0 en el que Chile (gran equipo) cayó contra Brasil, le garantizó un tiquete directo a Colombia para ir a Rusia 2018.

De aquí en adelante todo está por contar. Pero unos segundos atrás mi esposa lloró, como lloraron muchos colombianos que centraron sus ilusiones en ese equipo que nos hizo parir a los colombianos hasta el último minuto. Este video es prueba de ello.

Pero estamos acostumbrados. Los colombianos sabemos de eso y no solo cuando disfrutamos del mejor espectáculo del mundo. Contrario a todos yo no sé de fútbol, y en cada partido le pregunto a ella cómo debemos quedar, qué nos conviene, y qué puede pasar con el resultado. Hoy no fue la excepción.

Pero lo que si reafirmé hoy es esa inmensa capacidad que tenemos los colombianos para unirnos en torno a esa camiseta tricolor que nos hace vibrar como gigantes y llorar como chiquitos. Sentados en un delicioso Restaurante Bar en Orlando, Florida, alrededor de unos chicharrones, chorizos, yuca frita y papa salada, vi a muchos colombianos gritar mientras ese onceno jugaba con la esférica. Nadie le preguntó nada a nadie. Todos fuimos uno solo y entendimos que la fuerza que hacíamos debía ir en el mismo sentido.

¿Saben qué me encanta del fútbol y de la selección Colombia? Que durante unos pocos minutos (así sean 90, son pocos), los colombianos somos uno solo y así se lo demostramos al mundo. Es hora de que lo entendamos de una vez por todas: los colombianos buenos somos uno solo y somos más grandes que cualquiera que nos quiera retar. No para pelear, solo para dar una lucha envueltos en esa tricolor que nos hace suspirar y llorar con llegar a la copa mundo.

Esta vez lo logramos. Rusia: allá vamos. Gracias muchachos. Todos ustedes en la selección.

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