Este debate nos permitió conocer las posturas y propuestas de algunos candidatos en torno a la discriminación y el racismo estructural inherentes no sólo a la región Pacífica, sino también a muchos territorios del país. Asimismo, fueron notables las ausencias de dos candidatos: Iván Duque y Viviane Morales. Ellos presentaron excusas y Duque, particularmente, justificó su inasistencia en compromisos previamente adquiridos. Frente a esto la periodista Mábel Lara, quien también se ocupó de la conducción del debate, manifestó su descontento afirmando que el candidato por el Centro Democrático trataba a los habitantes del Pacífico como “ciudadanos de tercera categoría”. Esto parecía ser una muestra del abandono histórico de la región por parte del Estado y la clase política.
En esta columna analizaré los posicionamientos y las propuestas de los candidatos presidenciales en torno a la discriminación racial y su erradicación. Para esto, tomaré en consideración lo expuesto por los candidatos asistentes al Debate Pacífico: Germán Vargas Lleras, Gustavo Petro, Humberto de la Calle y Sergio Fajardo. Con el propósito de llevar esto a cabo escogí dos nodos temáticos. Estos son: (1) las narrativas del Pacífico colombiano como región excluida, marginada, olvidada, pobre y vulnerable, y (2) las propuestas de política social que encuentran sustento en tales narrativas. Además de esto, incluiré breves reflexiones sobre las propuestas de Duque y Morales en esta materia.
En los pronunciamientos de los candidatos que estuvieron presentes en el debate sobresalió la idea de que el Pacífico es la región más marginada de Colombia. Cuando se le preguntó a Gustavo Petro sobre el déficit de cubrimiento en salud y educación en el debate, afirmó que las políticas de la Colombia Humana empezarían a implementarse en esta zona, concebida por él como “una de las más olvidadas”. Igualmente, sostuvo que “el racismo es una discriminación bárbara y criminal” y reconoció las demandas de los grupos étnicos por reparaciones históricas. En su programa de gobierno, Petro también incluyó un eje de lucha contra la discriminación. Entonces, el candidato espera lograr el reconocimiento de la diversidad de ciudadanías y voces, y garantizar la inclusión y participación efectivas. Con esta misma interpretación del Pacífico como región olvidada, Fajardo y De la Calle esbozaron sus propuestas para atender el racismo estructural. El primero apostó por la etnoeducación y la vinculación de saberes ancestrales en el diseño de políticas públicas; esto aparece en su programa y sus posicionamientos. El segundo entiende la desigualdad como una injusticia histórica presente en el Pacífico, y a partir de esta idea, define políticas de combate a la pobreza. Por su parte, Vargas Lleras asume que es posible mitigar el racismo vinculando representantes de la población afrocolombiana en su gabinete ministerial si llega a ser elegido Presidente.
La raza es un concepto que recoge atributos biológicos y físicos de las personas para clasificarlas de modo desigual, injusto y violento en una sociedad. Opera como una construcción discursiva, histórica y política que remite a la identidad de las personas. Incluso, existen colectivos e individuos que toman la raza como núcleo de sus actuaciones y resistencias cotidianas. Esta puede comprenderse como un elemento estructurador de las sociedades contemporáneas, y como tal, está ligada a fenómenos de disputa, poder y subordinación. El racismo viene a ser definido como una ideología que valida las relaciones jerárquicas que se establecen entre grupos e individuos en virtud de la raza. Es estructural, puesto que asigna privilegios a una población blanca -o mestiza en el caso de Colombia- y determina los estatus subordinados de personas de color, como afrodescendientes e indígenas. Al mismo tiempo, el racismo se reproduce institucionalmente. Como lo argumenta Vivienne Bozalek, el racismo, cuando es institucional, se apoya en rutinas y autoridades que racionan poder y recursos excluyendo a aquellos designados como racialmente inferiores. Es así como este es legitimado a través de las políticas públicas, los funcionarios y las instituciones mismas. Enfrentar el racismo en un programa de gobierno es un reto inmenso, debido a que el fenómeno incluye dimensiones culturales, políticas y psicológicas.
Por lo anterior, las concepciones y las propuestas de los candidatos presidenciales frente a la erradicación del racismo se quedan cortas y resultan ingenuas. No basta con reconocer que este existe y debe combatirse como lo hizo Petro. Tampoco basta con crear medidas de acción afirmativa para que las poblaciones racializadas puedan ejercer cargos públicos como lo sugirió Vargas Lleras. En su propuesta, De la Calle sostiene que hay una desigualdad reproducida a lo largo del tiempo pero nunca la interpreta en clave de racismo. Si no se hace de esta forma, cualquier medida para combatir la discriminación racial carece de sustento. En consecuencia, se requiere transformar las estructuras económicas, sociales y políticas que hacen el racismo posible, y eso implica hacer cambios sustanciales en lo público y lo privado. Adicionalmente, conviene decir que la narrativa preponderante del Pacífico como región olvidada sólo refuerza estereotipos de vulnerabilidad, pobreza y no-agencia de las poblaciones afrocolombianas. Estas han desarrollado sus propios modelos económicos y han gestionado sus alternativas de gobierno con éxito. Es importante que los candidatos empiecen a reconocerlas como actores políticos en la coyuntura actual.
Basándose en estas ideas sobre el Pacífico y sus poblaciones, los candidatos presidenciales que asistieron al debate fijaron sus propuestas de política social. Durante el evento, Gustavo Petro afirmó que en su plan de gobierno serán priorizadas la educación gratuita y de calidad, la salud y la provisión de servicios de agua potable. Sergio Fajardo planteó iniciativas educativas para poblaciones del Pacífico y Humberto de la Calle habló de su iniciativa “Primero los pobres”. Esta se presenta como una política social focalizada de combate a la pobreza que privilegia a los más vulnerables de la sociedad colombiana, entre los cuales se encuentran los indígenas y afrodescendientes del Pacífico. Vale la pena interrogarse hasta qué punto las políticas focalizadas de corte neoliberal garantizan los derechos de las poblaciones presentes en la región. Bajo este tipo de políticas, muchos individuos y colectivos se ven en la penosa obligación de probar su condición de “vulnerabilidad” para poder acceder a programas de asistencia económica. Lo deseable es que las políticas sociales tengan un enfoque de derechos y que estén regidas por principios de universalidad, de modo que nadie sea excluido por su clase, su identidad étnica o racial y su género. La actitud de Germán Vargas Lleras frente a preguntas por cómo mitigar el racismo estructural y mejorar el acceso de las poblaciones del Pacífico a políticas sociales fue desconcertante. En todo el debate, el candidato respondió a las preguntas resaltando su labor pasada en cargos públicos, pero nunca se refirió a sus propuestas de gobierno actuales. La lucha contra la discriminación racial es, sin duda, un tema pendiente en su agenda.
Finalmente, vale la pena referirse a las propuestas de Iván Duque y Viviane Morales sobre los temas abordados en esta columna. Duque presenta dos iniciativas breves para comunidades indígenas y afrocolombianas. En su propuesta #156, el candidato expresa que la población afrocolombiana contará con instrumentos de acceso a empleo y educación, bienes públicos e incentivos de diversidad que integren a los ciudadanos. Más allá del enunciado de la propuesta, no hay claridad sobre qué son los incentivos de diversidad, ni sobre el tipo de integración expresado. Dentro de la propuesta #157, Duque plantea que los pueblos indígenas contarán con el acompañamiento del Estado en el acceso a bienes públicos estatales. No hay información sobre cómo se desarrollará esta iniciativa. Por otra parte, Viviane Morales no incluye menciones a poblaciones indígenas y afrodescendientes dentro de su plan de gobierno. Hace referencias a territorios y ciudades históricamente excluidos como Buenaventura, Chocó, Cauca, Nariño, entre otros, y propone políticas con enfoque universal de derechos para estos. En ninguno de estos candidatos hay iniciativas concretas para erradicar la discriminación y el racismo estructural.
La lucha contra la discriminación y el racismo merece un lugar en los debates presidenciales y en las propuestas de gobierno. Reconozco el avance que se hizo en el Debate Pacífico por incorporar estos temas, y los esfuerzos que los candidatos han hecho por incluir iniciativas para erradicar la desigualdad y la discriminación. Los debates nos brindan la oportunidad para que cuestionemos, discutamos e interroguemos las percepciones de los candidatos sobre la coyuntura actual. Estos también nos dejan reflexionar sobre las injusticias que nos afectan y el modo de corregirlas.
@VivianMartDiaz
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Interesante nota. Una forma
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