Mié, 11/17/2021 - 07:13

El filtro del amor

Hace unos días, viendo una serie de televisión, recordaba mis tiempos en las apps de citas. Cuando me interesaba buscar pareja, esa opción para encontrarla me fue tan útil como cualquier otra.

Era una chica tímida y con muy poco tiempo. Entonces de pronto me recordé a mí misma rellenando aquel perfil donde trataba de darme a conocer e incluso definirme.

En mi caso no disfracé la verdad, pero tampoco fui brutalmente sincera sobre quién era yo realmente. Es decir, mostré  las cosas que yo pensaba que me caracterizaban de mejor manera.

Rememorando esos tiempos, caí también en esas escenas tan tópicas en la ficción de series y películas, donde al protagonista le ayudan los amigos para que sea lo más parecido a lo que debe ser o a lo que debe ser para gustar a esa persona.

¡Madre mía!, ¡Cuánto nos hemos equivocado!, ¡Cuántas mentiras nos han metido en la cabeza!

Somos unos ilusos que nos dejamos envenenar fácilmente.

La historia confirma que la mentira jamás nos lleva a una buena resolución final. Y fingir que no eres lo que eres, no nos engañemos… es mentir.

Disfrazarnos de cosas que no somos, es como montar un personaje para aquella persona que nos gusta, enamora, nos pone o lo que sea. El tema de todo eso, es la construcción que hacemos sobre nosotros mismos de alguien que no conocemos y somos.

Si enraizamos una relación con mentiras, ¿Cómo pretendemos que salga una relación sana? 

Una de las cosas más importantes de las que nos olvidamos, es que las relaciones sanas son mucho más importantes que la belleza o no de esa persona.

Encajar, es decir, hacerlo de verdad para que la relación sume en nuestra existencia, es algo que no puede lograrse tratando de ser quienes no somos.

Insisto, las mentiras solamente crean infelicidad a la larga. Cuando comenzamos una relación fingiendo no ser quien somos, dando caras de nosotros que no somos, tratamos de conquistar con un arma de doble filo, la mentira.

Y desde hace demasiado tiempo, se nos ha vendido que una de las formas de lograr el amor deseado, es comenzar una “historia” de una forma emocionalmente tóxica.

Vamos a abrir los ojos y a ser nosotros mismos con todas nuestras miserias y bondades. Si nos embarcamos en el arduo asunto de comenzar una relación, hagámoslo con todas nuestras verdades de la mano. Contémoslo lo malo, para saber que esa persona será la adecuada en los momentos inadecuados. Porque estar para las cosas buenas es muy fácil, pero hacer que lo malo no lo sea tanto, eso sí es amor de ese que multiplica la vida. 

Una vez, uno de esos tipos de una aplicación me dijo que una pareja debería sumar y no restar. Pese a que aquel chico obviamente no era indicado para mí, me llevé aquella frase como bandera.

Dejemos de buscar restas y encontremos sumas.

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