Pues bien, aunque el público general lo intuye, vale la pena aclarar que los canales privados en Colombia cumplen funciones estratégicas para los dos grupos económicos a los que pertenecen. Bajo ese principio y aunque no lo parezca, el producto más importante que tienen los canales son sus noticieros, pues a través de ellos, llevan la información que desean en las condiciones que les interesa.
En los últimos dos años, los noticieros del canal RCN han venido obteniendo resultados cada vez peores. El tema del rating (la cantidad de público que ve un determinado programa) es un indicador claro del alcance que tiene cada producto; en términos de la parrilla de la programación, se usa para determinar el valor de la pauta que se vende, es decir, para productos como novelas, realities, programa de concurso y cualquier otro de entretenimiento, éste es el indicador que sirve para apalancar el ejercicio comercial del canal.
Ahora bien, en el caso de los noticieros, el rating también soporta el ejercicio comercial del canal, al fin y al cabo, se trata de una empresa que tiene un fin lucrativo, pero también se esconde tras éste el impacto y el alcance real que se tiene para poder llevar la información con la que se desea generar opinión en el público.
Los noticieros de RCN fueron el pilar que mantuvo al canal en los afectos de la audiencia durante los dos periodos presidenciales de Álvaro Uribe. La cercanía del canal con el pensamiento del gobierno fue una alianza importante, a la que supo sacarle provecho y que logró mantener a la audiencia cercana y respaldando al canal con sus números de rating.
Pero, en los últimos años, una historia muy distinta ha acompañado el canal, pues durante un tiempo tuvo en la dirección del noticiero a Rodrigo Pardo y los informativos fueron perdiendo identidad, frente a lo que el canal reaccionó con una decisión vacía e insulsa, renovando toda la imagen y los sets. Para su lanzamiento hizo gran difusión y los televidentes solo se encontraron a los mismos con las mismas…, haciendo lo mismo, pero ahora con unos colores que caracterizaban cada horario.
La caída de imagen continuó vertiginosamente y la siguiente movida del canal fue traer a su nómina de presentadoras, Silvia Corzo y Margarita Ortega, para que, junto a Yamith Palacios, se convirtiera en el gancho que finalmente llamara a la audiencia, pero, una vez más, la estrategia falló porque era de forma y no de fondo.
Quizás, pensando que no había más alternativas que explorar, decidieron volver a su pasado conocido que, seguramente, sí retornaría los noticieros a su nivel de rating e impacto en la opinión pública. Para ello, decidieron traer de nuevo a la dirección de los noticieros a Claudia Gurisatti, periodista que, como nadie, conoce los intereses, inclinaciones y afinidades políticas del grupo dueño del canal y quién estuvo a cargo de los informativos durante gran parte del periodo de la presidencia de Uribe.
La llegada de la nueva-antigua directora trajo consigo varios cambios en la nómina de presentadores y los que habían llegado a reforzar la imagen de credibilidad de los noticieros fueron los primeros que tuvieron que salir del canal. Gurisatti apostó nuevamente por el equipo que había trabajado años atrás y que, claramente, es un equipo aleccionado sobre lo que le gusta a la directora.
Pero contrario a las expectativas que tenía el canal, los números del rating e incidencia de los informativos comenzaron a desplomarse de manera más rápida aún. En pantalla y frente a la audiencia era claro el vínculo filial que hay entre Claudia Gurisatti y la línea política de derecha encabezada por el expresidente Uribe.
Ahora bien, a pesar de que era evidente cómo impactaban en los números de rating los cambios de los noticieros, el canal no pareció inmutarse y decidió asumir el proceso de paz y su posterior referendo con la marcada oposición, hecho que terminó por llevar el rating de los informativos a cifras históricas de desaprobación. Esto a pesar de los resultados que se dieron en las urnas.
Hoy en día, los noticieros del canal RCN tienen un muy bajo rating, incluso por debajo de productos enlatados y por debajo de franjas tan poco vistas como la de la tarde. Sin embargo, el canal no ha renunciado a la estrategia que montó. Uno se preguntaría, ¿por qué lo hace? Y antes de responder la pregunta, lo que parece increíble es que haya preferido mantenerse en la estrategia de ligar los informativos a una posición política clara y evidente para el público, a costa de llevar a toda la parrilla de programación a niveles dramáticos de audiencia y desaprobación.
El negocio de la televisión privada en Colombia se basa en tener una industria que sirva y apalanque los intereses económicos de los grupos que son sus propietarios, pero, al tiempo y por efecto carambola, tener una empresa que, dada la baja competencia en el mercado, pueda rentabilizar el objetivo de influenciar a favor de la consecución de esos intereses. Para que ello ocurra, los canales deben tener audiencia, tener alcance, generar impacto y eso es algo que el canal RCN hoy en día no tiene. Quizás tiene la fe y la esperanza de que el próximo presidente sea de la línea política a la que le ha apostado y, con eso, la audiencia regrese mansamente de la misma manera que le dio la espalda, porque si algo saben bien en el canal es que no somos un país de criterio, somos un país de conveniencia y si hay algo que nos gusta hacer es declararnos parte del equipo ganador.
Si las predicciones se dan y nuevamente hay un presidente de la línea de derecha como Vargas Lleras, entonces el canal RCN habrá acertado en su apuesta y será cuestión de unos meses para que vuelva a ver sus números de rating subir y a sus noticieros recuperar el alcance que algún día tuvieron, pero, si no es así, deberán comenzar a pensar el negocio de la televisión desde lo que aporta en términos de información y entretenimiento, porque esa será la única fórmula con la que podrán volver a poner las aguas en su cauce.
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No sabía que de acuerdo con
Hola Luis Carlos:
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