Jue, 11/23/2017 - 14:53

Entre religión y política

Imagen: andresynataliaarias.com

Trato de entender a los cristianos que en Colombia lideran procesos políticos y no lo logro. Y eso que tengo grandes amigos a quienes quiero, respeto y sobre todo admiro por sus inmensos valores familiares y espirituales, que profesan esta religión, muy similar a la católica a la que yo pertenezco.

Incluso en un momento de crisis personal hace unos dos años, fue un Pastor Cristiano en Miami quien me extendió su mano generosa y con sus amables y sabios consejos me marcó el camino a seguir. Solo agradecimientos hacia él y hacia la magnífica pareja que me lo presentó.

Siempre, hasta hoy, me he abstenido de hablar de religiones ajenas a la mía, por el respeto absoluto que debo a quienes tienen convicciones diferentes en esa materia. Entiendo la sensibilidad del tema. Pero tras conocerse la carta de la Sra. Claudia Rodríguez de Castellanos, líder de la Misión Carismática Internacional, en la que anuncia su separación del Centro Democrático, y la posterior escalada de rumores sobre acercamientos de ella a Germán Vargas Lleras, no he hecho más que preguntarme: ¿en verdad estos son asuntos de Dios?

Habrá quienes piensen que si. Yo, contrario a esto, creo que la política no debería ser mezclada con los púlpitos; como tampoco comparto la puerta giratoria entre la política y el periodismo. Sí creo que los líderes espirituales deben ser un guía para todos sus feligreses, que los deben aconsejar sobre lo bueno y lo malo, que deben acompañarlos -desde la fe- en sus luchas por una sociedad mejor. Pero indicar por quién votar o a que partido político apoyar, por el simple apetito terrenal de poder de algunos altos dignatarios religiosos, me parece absurdo. Sorprendentemente hace unas horas, luego de que le cerraron esa puerta al expresidente Álvaro Uribe, se conoció que su partido, el Centro Democrático, irá de la mano de otra conocida Iglesia Cristiana encabezada por el pastor Miguel Arrázola, detrás de la Alcaldía de Cartagena.

Ante esto prefiero quedarme con esa vieja y trillada frase que reza "Al César lo que es del César, y a Dios los que es de Dios" y con otra que se repite sin cesar: "Zapatero a tus zapatos".

Soy católico por tradición y convicción, pero en mi interior siento que soy demasiado liberal para mi época. Estoy de acuerdo con el aborto, con la legalización de las drogas, con la defensa acérrima de los derechos de la comunidad LGBTI. Si la dirigente liberal Viviane Morales, que es más conservadora que el ex procurador Alejandro Ordóñez, me pudiera excomulgar lo haría sin dudar un instante. Pero eso no me amedrenta, pues soy un católico que vive bajo sus principios del respeto a los derechos de los demás. Si usted, amigo religioso, líder de una Iglesia, cualquiera que sea, quiere adoctrinar en la política, pues deje su sagrada investidura y ejerza como político.

O, ¿será que quienes necesitan del pulpito (católicos, cristianos, evangélicos, etc.) se sienten inferiores si no amenazan con el fuego eterno a quienes no les siga sus directrices políticas? Yo creo que el que es bueno, gran orador y con capacidad de convicción, puede convencer a sus amigos y seguidores sin meter a Dios en asuntos tan banales.

#SeValeSoñar

En Twitter: @JCAguiarNews

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