Dom, 10/15/2017 - 08:31

¿La agüela o la madre? 

Es lo que últimamente el pueblo le nombra a un gobierno que rebosó la copa del cinismo al querer aparentar que aquí no pasa nada: el descaro al aumentar impuestos, imponernos una reforma tributaria, y nombrar un digno representante de la justicia que elimina sanciones a los maliciosos que abundan en este país, acabando con el “pueblo” que utilizan a su antojo.

Corrupción es la cadena de todos los gobiernos que han pasado por una Colombia desangrada a punta de engaños, estafa, trampas y fraudes de líderes “escogidos” por nosotros, creyendo en promesas rotas y palabras en el aire; acabando con lo poco que le queda al ser humano: la “decencia”, esa misma que se roba el gobierno nacional, enseñándonos al conformismo ante quienes disfrutan ver los toros desde la barrera ante un pueblo intimidado por el mentor de turno (ya sea presidente, ministro, senador, juez, fiscal, gobernante, alcalde, concejal, diputado…), opresores disfrazados de piel de oveja, con sangre de víbora y astucia de zorro viejo.

La verdad dicha y mostrada ofende el ego deshonesto de los cachifos del momento; es mal vista por muchos y para otros no creíble, según su conveniencia: “no hay peor sordo, que quien no quiere oír ni peor ciego que quien no quiera ver”; pero se “escucha” sin entendimiento y sin reaccionar al daño causado a una comunidad que confió en el candidato y que después de ser electo: “si te vi, no me acuerdo… y si te vuelvo a ver, ni te recuerdo”. Típico en políticos que se vuelven politiqueros de pacotilla; acomodados y sin principios morales; que extendieron la mano al mejor postor y untados con mermelada barata y mantequilla rancia, echaron las cartas de la baraja.

Es por eso que ahora preguntó: ¿sabe usted dónde están sus principios?, ¿es usted uno más del montón?, o ¿simplemente deja que le metan los dedos a la boca, coma entero y pase de largo?

Si dice NO, está jodido, por no estar en la rosca, no tener padrino político o no poder ofrecerle al político lo que busca en usted: “dinero y dignidad”; pero si dijo SÍ, es usted uno más de los vendidos por unas cuantas monedas y que llevará “el que lo trajo” cuando la gloria de la abundancia mal habida llegue a su fin.

¡Quédese quietico!... siga leyendo que esto no termina…

Qué decir de empresarios, que con caritas de “yo no fui” se posicionan con amabilidad y condescendencia, a ser “solución” del necesitado laboral, del ingenuo colaborador, cumpliendo metas de su jefe lobo.
Pero, tranquilo, no hablo de todos: “al que le caiga el guante, que se lo chante” y el que se sienta aludido y sonrojado de malas. O ese otro que llegó, tocó puertas y mientras le abrieron planeaba su partida silenciosa, con ganancias ajenas, pérdidas para otros y caída a más de un incauto que por no denunciar perdió hasta lo que llevaba puesto; evadiendo impuestos, robando salarios, negando deudas de pagos justificados y como dice un gran comerciante: “Cobrando lo que es mío, pero debiendo lo que me he comido”. Pilas ¡señores y señoras!...

Les hablo a quienes siguen sobreviviendo y tienen cómo vivir bien, no dejen a un lado al que lo necesita; no hagan lo que acostumbran en el sector público: contratos a medio pelo, sin pagar lo que facturan, porque es tanto el descaro que sin importar quien esté a su lado confirman: “ 5% pa’l uno, 5% pa’l otro y le apruebo el proyecto…”, y el necesitado que “baila como perro, por la plata que le pongan”, acepta, con tal de chupar hueso carnudo, lo que no da envidia sino vergüenza: ser contratado por ser sobrino de uno, ahijado de otro, compadre de la comadre…por deudas de votos.

Pero sí usted acepta sin chistar, entonces coma callado, baje la cabeza, cierre la jeta, use sus manos, cero neuronas y ponga las nalgas en el sentadero de turno y siga vendiendo su integridad que cuando salga de allí; cuando se destape la olla podrida, saldrá a relucir el estafador de viviendas, de salud, de educación, de servicios públicos y de negocitos sencillos que para ellos son bicocadas, pero para el pueblo necesitado es toda una fortuna.

Jugar es fácil, ver la realidad es difícil y más si quien la esconde “echa” las cartas…

Voy a refrescar la memoria, para que se lo grabe de por vida: dicho por un levanta’o con plata, poca cultura, arrogante, prepotente, caprichoso que creyó nacer en “cuna de oro”, con sangre azul de tinta indeleble, neurona fugaz y corazón hueco.

¡Si de jugar se trata, veamos a los expertos cómo lo hacen!: “una Alcaldía que no sirve para nada y una Gobernación que vive en silencio”, lemas desde hoy proclamados inolvidables.

¿O creen ustedes que me equivoco? y que juzgo lo mismo que el pueblo a gritos pide: JUSTICIA, IGUALDAD y LEALTAD, esa misma que se perdió en ustedes desde cuando dejaron de hacernos parte de sus propuestas, proyectos e ideales…

Pero ¡qué va!... solo nos han dado abandono, indolencia y desasosiego ante lo vivido, sin importar que el comercio se acabe, la gente pierda todo, la capital se vista de desolación y quienes quedemos debamos aguantar la inclemencia de las lluvias y ver cómo para unos existe la “dedocracia” y callan en agradecimiento a quienes los vieron nacer, crecer y lo acom- pañaron en su lucha de elecciones. 
No sé por qué todavía el pueblo “come entero”, recibiendo migajas de quienes se sientan al lado y lado del titular del trono o para quienes creyeron que subir al poder pegaditos de un líder principiante sería la gloria sin medir las secuelas de lo que ha venido ocurriendo año tras año, elección tras elección…

Dicen que “lo malo de no estar en la rosca es no recibir de ella” pero lo bueno de no estar en ella es hablar de frente y sin anestesia.

Señor lector, cuales quiera que sea su profesión si se sintió comprometido allá su conciencia, pero si en algo se valora no siga vendiendo lo poco que le queda. Y a los gobernantes pasados y los de ahora, no dejen para mañana lo que pueden hacer hoy…De qué nos sirven los partidos políticos, si sus líderes se agarran entre ellos, se dicen y se hacen daño a título personal y arreglan sus diferencias por debajo de la mesa de manita sudada y untados de lo que más les gusta melcocha casera, siendo al final nosotros los paganinis del pleito.

Ahora pregunto: ¿Usted a quién le nombra la ágüela o la madre? 

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