Entonces deberíamos tener algo sumamente importante como la memoria histórica, que nos cuenta lo que somos capaces de hacer. También en los años veinte, la bonanza económica se vio rota por una crisis que hizo que la inflación fuera protagonista… ¿A quién le suena que se esté viviendo un momento mundial donde los países tienen de tonadilla la inflación susurrando en todas las noticias?
En fin, en un caldo de cultivo muy parecido al de hace un siglo… vemos como las derechas más castrantes empiezan a dominar por Europa y asoman la patita en muchos países. La ultraderecha, con sus ideas conservadoras, nos amenaza con un pasado que ya conocemos y nos pisa los pies a pasos agigantados.
Y aquí estamos, observando cómo la historia se vuelve cíclica, vislumbrando un futuro donde quizás los derechos se vean acotados, y el miedo a lo desconocido, nos haga atarnos como perros a un dueño que nos pone una correa con pinchos.
Debo recordar que Hitler fue elegido de forma democrática, tras los problemas de hiperinflación de Weimar y la resaca de la guerra y de la enfermedad.
Quizás, latente en algún partido político, tenemos a nuestro próximo Hitler, llamando a la puerta para protagonizar su momento histórico.
Pero, conocedores de cómo somos, a sabiendas de cómo actuamos, a lo mejor, podemos salvarnos a nosotros mismos. Quizás tenemos la oportunidad de escuchar a Casandra y no dejarnos envolver, por los dioses que no nos dejen ver que efectivamente el caballo de Troya no es un regalo.
Nunca hizo tanta falta saber que la historia es útil y que el pensamiento crítico nos puede salvar de nosotros mismos, de ese Hitler que ronda a la vuelta de la esquina.
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