Estas fechas en la distancia tienen un sentido especial, porque está uno mucho más conectado con sus raíces que con su entorno. En este momento, muchas de las personas que amo están durmiendo en la oscuridad de sus refugios mientras yo escribo a plena luz del día con la ventaja suficiente para que cuando despierten estas letras estén disponibles en un portal. Y como no tengo nada material que regalar ni forma de hacer llegar esos paquetes envueltos en papel regalo que tanto emocionan el alma, les quiero dar mi regalo con lo único que creo hacer bien: Escribir.
Y no sólo escribir para recrear una historia o inventarla, quiero escribir para describirles cuál quiero que sea mi regalo de Navidad para todas esas personas que amo y para todos los lectores que llegan a este portal buscando información, opinión, denuncia, historias de vida y un poco de literatura con nuestra nuestra sección bohemia. Como jefe de redacción de la Revista Enfoque, cargo que con mucha responsabilidad me entregara desde comienzos de diciembre la Directora, tengo un compromiso que convertiré hoy en un regalo para todos y todas. En primer lugar, quiero regalarle a Andrea Castañeda, no solo a la Directora sino a la amiga, mi lealtad incondicional que solo brindo a las personas que han pasado todos los anillos de seguridad de mi amistad que no son pocos. Andrea me ha enseñado el valor de la resiliencia, de la persistencia, de la entrega, de la dignidad y sobre todo, de la honestidad. Su vida para mí es un ejemplo digno de los grandes maestros de mi existencia como mi padre, faro guía de mi vida, el cura Marcos Castaño a quien le debo mi vocación social o Jaime Gómez, ese profesor al que jamás le aprendí una sola ecuación trigonométrica pero que me enseñó a ser una persona sencilla por más ostentación que me rodeara en algún momento, entre muchos y muchas más que no podría evocar sin gastarme miles de palabras. Nunca he creído en los discursos sobre el deber ser en los que soy experto. Lo único que me convence es el ejemplo y Andrea es un ejemplo reforzado por la bondad de ese ser invaluable y noble que es su hermano Andrés Felipe, mi tocayo. Andrea y Andrés han extendido mi familia de letras, proyectos, sueños y anhelos para construir un país mejor que algunas veces es como un camión que nos pasa por encima, nos revuelca, nos atropella una y otra vez pero a pesar de todo, sigue siendo nuestro camioncito y lo queremos. Y queremos repararlo para que siga andando.
En fin, yo les quiero regalar una revista independiente y muy honesta, que no se esconda detrás de las pretendidas "objetividad" e "imparcialidad" para narrar historias acomodadas dentro de lo políticamente correcto que no son más que imposturas propias de la urbanidad de Carreño, que vela más por las formas postizas ligadas a la apariencia de "lo bueno" y "lo decente" que por el sentimiento auténtico que encierra un hecho que merezca ser contado. Lo "correcto" en el periodismo esconde todos los vicios de una sociedad exclusiva y excluyente, y banaliza la pasión y las emociones que generan hechos tan fuertes y contradictorios como los que afectan a Colombia cada día.
Les quiero regalar una revista que apele al sentimiento sin caer en el sensacionalismo, que son dos cosas bien distintas. El sentimiento es un retrato mientras que el sensacionalismo es una caricatura. Y si vamos a pintar la caricatura se los vamos a advertir sin veladuras ni medias tintas, porque acá nuestros columnistas, reporteros, enviados especiales y redactores econtrarán un espacio abierto para su creatividad y sensibilidad y en contraprestación se les exigirá un gran respeto por el uso del idioma, por la ortografía, la redacción, la digitación y todos los detalles estéticos que redundan en presentar un medio serio y atractivo que no se detiene en sutilezas formales relacionadas con dos utopías como la objetividad y la imparcialidad pero que sí pretenderá esculpir cada texto dentro de unas normas mínimas de un español bien usado.
Y lo más importante, les quiero regalar un medio de comunicación cuyo pilar fundamental sea la veracidad que es diferente de la verdad. La veracidad es la verdad demostrada, documentada y sustentada. "La verdad" no es más que una pretensión absoluta a lo que solo llegan los dogmáticos para adoctrinar a sus seguidores. Y nosotros no queremos seguidores. Queremos lectores críticos y bien informados.
Sé que serán muchas las adversidades que deberemos superar, como las que ya hemos enfrentado, porque estamos luchando contra el mundo de las apariencias en donde prima lo "correcto" sobre lo ético. Y nosotros somos un medio independiente comprometido con la ética porque la hemos construido paso a paso de la mano de Andrea y Andrés asumiendo todos los riesgos que ello implica. No voy a pretender que el periodista se rebusque la palabra que le suene linda al implicado en un acto de corrupción para no atentar contra sus castos oídos. Las presunciones serán presunciones. Pero los hechos serán hechos. Y las opiniones serán opiniones y las respetaremos vengan de donde vengan no solo porque es un derecho constitucional sino porque es nuestra vocación social y filosófica.
Les quiero regalar una Revista Enfoque en donde el lector encuentre no solo la esencia de las noticias sino la sensibilidad de quien las transmite. En donde pueden estar tranquilos porque encontrarán información veraz y su contexto, en donde sabrán que detrás de los hechos están personas y no máquinas transcribiendo realidades. Les quiero regalar un medio humano, vulnerable, falible y que comete errores como todo lo que hacemos los humanos; pero también encontrarán un equipo comprometido, serio, riguroso y que se esfuerza todos los días por hacer mejor su trabajo. Encontrarán personas como don Hernando Mantilla que cada miércoles sin falta nos actualiza sobre un tema tan serio, vital y abandonado como la situación carcelaria en el país y nuestra coordinadora de la sección de Estilo de Vida Sandra Beltrán que ha logrado encontrar en aguas superficiales la profundidad de las historias de vida que subyacen en lo que parece banal pero no lo es.
Quiero regalarles un nicho para que las denuncias ciudadanas tengan el eco que merecen y para que esas noticias perdidas en nuestras montañas, nuestros valles, nuestros llanos y nuestras costas tengan una ventanita de visibilidad para que lleguen a los ojos de más colombianos y de más personas en el mundo que merecen saber sobre toda nuestra riqueza cultural.
Quiero regalarles mi corazón, mi empeño y mi compromiso para sacar este proyecto adelante así sea en la carne viva de las uñas que vamos perdiendo por la falta de financiación, por el tiempo escaso que nos dejan otras actividades que nos permiten ganar algún sustento y por la competencia que es infinita porque, gracias a Dios, hay millares de personas emprendiendo sus propios proyectos de características similares lo que permitirá conocer muchos más angulos, sensatos y perversos, de nuestra compleja realidad.
Quiero regalarles este sueño para que empiecen su día abrazándome con esos abrazos imaginarios que abrigan justo el alma. Quiero darles este regalo que no es más que mi reino de lo posible en donde con poco se hace mucho y con amor se construye un imperio. Quiero regalarles lo que soy sin importar el sacrificio que me cueste y las molestias que genere a los amos de lo políticamente correcto. Yo le apuesto a la veracidad y a la honestidad. Ese es mi regalo que solo lo tomará quién quiera tomarlo porque a nuestro portal de Revista Enfoque solo llegará quien quiera llegar o quién tenga miedo de la información veraz que allí publiquemos. Cada uno elige de qué lado de la noticia quiere estar.
¡Feliz Navidad!
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