Cuando Francis Ford Coppola dirigió la película a lo mejor no imaginó el éxito que esta tendría, pero con seguridad lo anheló. O al menos eso sentí yo cuando vi el libro de producción con anotaciones de su puño y letra. No fue el original pero si una copia de edición limitada firmada por el ya legendario director. La encontré, sin saber que existía, en Inglenook, el viñedo de su propiedad en el Valle de Napa en California. Estaba en una caja de madera y vidrio, y como si hubiera sido amor a primera vista ese libro me hizo pensar que me esperaba desde hacia tiempo. Que era para mi como la única forma que había para saciar mi pasión por una historia que conocí cuando rondaba los 14 años y mi papá, Carlos Alfonso Aguiar Tello, me recomendó leer el libro.
Mi esposa, Ana María Mejía Arango, cómplice a toda prueba en mis caprichos me lanzó una frase fulminante que me puso nervioso: "Cómpralo, te mereces tenerlo". Lo dudé pero lo hice. Hoy llegó a mi casa. Una vez más me esperaba pero esta vez sobre mi cama para que empezáramos una relación que solo puede crecer.
Este sábado me tomaré unos vinos, de ese mismo viñedo, mientras me deleito con las paginas de ese libro que es mi nuevo amor. Obvio junto a la misma mujer que me impulsó a comprarlo.
P.D. Se me escaparon unas lágrimas de emoción abriendo la caja.
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