A razón de ello se ha podido comprobar que el cerebro tiene una tendencia a aprender de manera natural, pero sin tener la capacidad de discernimiento acertado, es decir, el cerebro aprende todo lo que se constituya como un hecho sensible y que sea racionalizado por medio de la práctica, hábito o periodicidad de los fenómenos, en consecuencia de ello y a la edad temprana del infante, la escuela es la mediadora del proceso de enseñanza- aprendizaje, en cuanto que ella debe ser el filtro ético y axiológico para conformar un ser humano que respete a las reglas sociales (sin prescindir de las variables establecidas por el PEI).
Aquella curiosidad citada debe ser el punto de partida de todo modelo pedagógico, pero sin olvidar algunos aspectos relevantes en cuanto al aprendizaje. Son imprescindibles dos aspectos fundamentales para poder lograr ello, el primero es la herencia o genética que demarca el cómo se aprende y el entorno o medio ambiente que delimita las posibilidades de aprendizaje de cualquier ser humano, aunque aquella primera regla puede irse modificando en el transcurso de los años está fuertemente influenciada por la segunda, en tanto que, si no hay un conjunto de razones y motivaciones del exterior, la unidad de todos los procesos de aprendizaje queda rezagada a la pura transmisión de información. Ahora bien, esta última es también una manera de aprender, más, si no se cimenta por medio de la práctica –la cual estimula la plasticidad cerebral- el saber queda olvidado como una figura acartonada de estantería, con ello, se requiere involucrar más sentidos para así darle una semántica al mundo por medio de la competencia.
Ahora bien, el papel de la interdisciplinariedad juega un papel vital en el cómo se aprende, cómo se apropia y expresa el conocimiento, de antemano es sabido que un fenómeno no actúa independiente por sí mismo o una sola causa, en él múltiples aspectos lo soportan; explicar el romanticismo en Colombia sin su fuerte influencia política, cultural, religiosa, e incluso capitalista es dar una visión parcializada de la realidad, el repartir un conocimiento como se ha mencionado significa desconocer que los procesos de sinapsis neuronales actúan tal y como la historia lo ha hecho hasta la actualidad, un acontecimiento se relaciona con otro y éste a su vez con otro y otro, el conocimiento es el conjunto de nexos hacia un saber.
Rodolfo Llinás Riascos, dice que somos nuestro cerebro y que por medio de las preguntas naturales humanas podemos llegar a un constructo ético que circunscribe el cómo aprender. En este orden de ideas el autoconocimiento por medio de preguntas como “¿Quién soy?” o “¿Quiénes son los demás?”, pueden guiar de manera dinámica el reconocimiento por el otro, al saber el lugar individual en el mundo se es más consecuente de los actos humanos, así, entra a jugar un aspecto preponderante en el cómo aprender qué es la unión grupal que implica colaboración (respeto, tolerancia y equidad) para llegar a conocimientos que se apropien con mayor facilidad y que tengan un carácter crítico dada la relación dialéctica entorno a un fenómeno.
Así, hay que recordar que el cerebro conoce por el curso de experiencias sucesivas que se adecúen a un contexto por medio de diferentes dimensiones humanas (la audición, la intuición, la visión, la memoria, el olfato, entre muchas otras), actividades que estimulen la curiosidad, desenvolviendo la creatividad, capacidad de proposición o trabajo en equipo pueden ser herramientas para fomentar procesos de aprendizaje que en realidad sirvan como competencias hacia el mundo de la vida.
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