En una improvisada rueda de prensa, bajo los inclementes rayos del sol, le pregunté cómo era posible que hablara de "integración latinoamericana", cuando impedía el ingreso de camiones colombianos a su país desconociendo a la Comunidad Andina de Naciones, o cuando aceptaba conversaciones ocultas con las FARC, o desconocía el Laudo Arbitral que determinaba la autonomía de Guyana. Con cada palabra mía el ex coronel golpista se aferraba con más fuerza al micrófono, que tenía en sus manos, tratando de ocultar la rabia que le producía la impertinencia de ese joven reportero. Si, para esa época yo era joven.
"¿A ti te mandaron cierto? tu no piensas eso". Me respondió, dando una serie de explicaciones que no respondían mis inquietudes. Su malestar se hizo evidente más tarde. El helicóptero en el que llegué, que era uno de los cinco que aterrizaron en este alejado poblado del litoral Atlántico, presentó fallas mecánicas y solo hasta pasada la media noche regresé a Caracas. Trabajaba para Noticias RCN y había perdido las dos emisiones de ese domingo. Días después me contaron, extraoficialmente, que la orden es que yo no llegara a transmitir. Fue tan solo una de las muchas veces en que fui testigo de la intolerancia del desaparecido mandatario venezolano con los periodistas que se atrevían a criticarlo.
En esa Venezuela trabajé como reportero. Antes y después de la llegada de la llamada Revolución Bolivariana. Con esa Venezuela, la de Chávez y la de Maduro, es con la que comparan a Colombia cuando lanzan sentencias fatalistas y dicen que nuestro país va rumbo al abismo, mientras recorre la macabra senda del "castrochavismo". Nada más alejado de nuestra realidad, al menos por ahora.
Comencemos con la diferencia entre dos personajes. Hugo Rafael Chávez Frías era un perfecto encantador de serpientes mientras que Juan Manuel Santos Calderón es un perverso comunicador (y eso que fue periodista). El primero viene de una familia muy humilde y estudió gracias a que con mucho esfuerzo se hizo militar; el segundo nació en cuna de oro, es de la rancia oligarquía bogotana y estudió en la Universidad de Kansas, en el London School Economics y en Harvard. Esta diferencia puede no sonar muy importante pero la educación suele determinar personalidades.
* Mientras en Venezuela la inflación alcanzaba la escandalosa cifra de 536.2% en septiembre de 2017, en Colombia iba en 3.49.
* Mientras el Banco Central de Venezuela depende de las órdenes dictadas desde el Palacio de Miraflores, en Colombia el Banco de la República es autónomo e independiente.
* Mientras en Venezuela en 2016 se registraron 82 homicidios por cada cien mil habitantes y ocupó el segundo puesto a nivel mundial en esta lamentable estadística, en el mismo año Colombia registró 25.2 homicidios por cada cien mil habitantes y por primera vez estuvo fuera de la lista de los 10 primeros.
* Mientras en Venezuela existe la reelección ilimitada de presidente, en Colombia la reelección presidencial, aprobada en 2004, fue eliminada en 2015.
* Mientras en Venezuela la oposición pierde terreno a pasos agigantados, en Colombia la oposición se hace más fuerte, tanto que candidatos que pudieran ser oficialistas (Vargas o Pinzón), buscan el beneplácito usando el discurso de quienes enfrentan al gobierno.
* Mientras la deuda externa de Venezuela alcanzó los 150 mil millones de dólares, la de Colombia ronda los 125 mil millones. Y eso que Colombia lleva más años endeudándose a nivel internacional.
* Mientras Standard & Poor's tiene a Venezuela con una calificación CCC -, que implica una posible cesación de pagos, Colombia sale mucho mejor librada con un BBB -, aunque no se puede cantar victoria porque ha bajado.
* Mientras en las décadas de los 70, 80 y 90 millones de colombianos huyeron hacia Venezuela, en la ultima década esto se ha invertido y cientos de miles de venezolanos buscan refugio en Colombia. Podrán ser millones.
* Mientras en Venezuela los estudiantes que lideran protestas contra el gobierno van a la cárcel, en Colombia van a prisión los corruptos sin importar si son congresistas afectos al gobierno (Besaile y Elías).
* Mientras en Venezuela los grandes capitales huyen en busca de mejores opciones, en Colombia hasta los hijos del principal jefe de la oposición se dan el lujo de ser grandes inversionistas y ahora hasta constructores de centros comerciales.
* Mientras en Venezuela el salario mínimo oscila entre 7 y 40 dolares mensuales (dependiendo de la tasa oficial o del mercado negro) y ha subido 38 veces en los ultimos 18 años, en Colombia está en 282 dólares y solo sube una vez al año. Claro, tampoco es una maravilla y los afectados son los más pobres.
* Mientras en Venezuela el desempleo está por encima del 21%, en Colombia está por debajo del 10%.
* Mientras Venezuela vio desaparecer sus grandes posibilidades en medio de la crisis petrolera, Colombia ha sabido luchar contra este mismo fenómeno e incluso reponerse a la imparable caída económica de su segundo socio comercial: Venezuela.
* Mientras en Venezuela el gobierno cierra la Asamblea Nacional bajo el pretexto de una Constituyente, en Colombia el Congreso (que es el equivalente) le cierra puertas al principal proyecto del gobierno.
Aunque parezca increíble, cuando Chávez llegó al gobierno más de la mitad de sus habitantes estaba por debajo de la línea de pobreza y eso que Venezuela tiene la mayor reserva de petróleo del mundo. Antes de Chávez a Venezuela se lo habían repartido entre dos partidos: AD y Copei. Pero fueron tan miopes política y económicamente que no se dieron cuenta que el resentimiento de los pobres hacia los ricos alimentó a un caudillo populista y socialista que además contaba con un discurso que calaba en el inconciente colectivo. La polarización en Venezuela entre ricos y pobres era tan grande como el rechazo que tienen las FARC en Colombia.
Hugo Chávez murió en 2013 cuando llevaba 14 años al frente del país y para ese entonces tenía alrededor de un 55% de popularidad. Casi 5 años después esa popularidad ha subido, lo que es un fenómeno increíble. Juan Manuel Santos no ha hecho sino perder y perder popularidad a lo largo de casi 8 años de presidencia. ¿La razón? Una gran parte de los colombianos no le perdona las concesiones a la guerrilla sin entender los enormes beneficios que esto ha traído y los que pueden llegar. ¿Por qué? Porque en Colombia siempre ha sido más fácil "emberracar" a la gente que explicarles las bondades de los procesos. Esto último no trae votos a las urnas pero si polariza, divide y llena de odios. El porcentaje de colombianos que apoya a las FARC es tan mínimo que están muy lejos de alcanzar los millones de votos que se requieren para ocupar el solio de Bolívar.
Después de vivir por segunda vez en Venezuela, regresé a Colombia el 31 de diciembre de 1999 aunque con los años regresé muchas veces. La última fue en 2013, semanas antes de que muriera Chávez, para hacer un trabajo periodístico en el que reconstruí los pasos de ese mismo hombre de uniforme militar y boina roja que años atrás me regañó en Macuro ante mi pregunta impertinente. La historia no me la han contado y esta es simplemente una visión personal. No, no vamos rumbo a convertirnos en Venezuela. Y si a usted esto lo asusta pues es sencillo, no vote por las FARC o por quien considere de izquierda. Yo no lo haré, por si las moscas. Por fortuna nos sobran candidatos de derecha y de centro. Y bastante buenos.
En Twitter: @JCAguiarNews
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