La respuesta es simple, hay que darles ejemplo en la casa, enseñarles valores y disciplina. Los que deben estar preocupados son los hijos de esos criminales sobre lo que son sus padres.
Ahora, si quieren decirles algo al respecto, a sus propios hijos, pues pueden contarles algo de historia. Les pueden hablar de un país lleno de desigualdades y de persecuciones políticas que décadas atrás llevó a unos a levantarse en armas, hasta que perdieron el rumbo y se convirtieron en narcoterroristas. Les pueden contar que esos mismos salvajes llevaron a otros a tomar las armas para defenderse y defender a sus familias, pero que también perdieron el rumbo y también se convirtieron en narcoterroristas. Les pueden contar que nacimos en un país con una riqueza geográfica tan impresionante que por eso mismo fue imposible acabar a estos grupos con las armas del Estado, y que en algunos momentos de la historia se hizo necesario buscar salidas negociadas con estos criminales, así la sociedad tuviera que ser extremadamente generosa para dejar de matarnos entre colombianos. Luego, les pueden narrar que en Colombia tenemos políticos de variadas tendencias ideológicas que se han beneficiado de esa guerra y han buscado amarrarse al poder, asociándose con esos mismos delincuentes, de todos lados, para enriquecerse ilícitamente sin importar si están en las más altas esferas o en lejanas poblaciones.
Luego, les terminan diciendo, a sus hijos, que la inmensa mayoría de colombianos, sin importar nuestra filiación política, somos personas de bien que hemos querido luchar honestamente por sacarlos a ellos adelante, por construir un mejor país para ellos y por darles una mejor opción de futuro que la que nos tocó a nosotros. Para terminar, con total honradez y transparencia pueden confesarles que no lo hemos logrado pero que seguimos en esa búsqueda y que es hora de que, con su apoyo y capacidades - de nuestros hijos -, lo intentemos con mayor fuerza. Seguro que ellos si podrán, porque nosotros definitivamente no pudimos. Si no lo creen es fácil de comprobar, solo miren lo que refleja esta misma red social: polarización, rabia, odio y sed de venganza.
Seguro que contando la verdad si podremos.
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