Dom, 02/16/2020 - 11:41

Si vamos a hablar de amores

Si vamos a hablar de amores, hablemos de los imposibles, de los que están cercados por la incertidumbre y el dolor, porque para amores de postal y escaparate están las películas y las canciones románticas, hechas a la medida una vitrina y pensadas para vender amores ideales que más que ideales, son amores molde, amores estereotipo.

Porque claro, están los que dicen que el amor es como en ese pasaje de El amor en los tiempos del cólera, en el que Florentino Ariza come pétalos de flores la primera vez que Fermina Daza responde una de sus cartas, pero el amor es más bien como todo lo que vino después: los años de silencio, de incertidumbre, de angustia. Eso: el amor es lo que estaba debajo de todos esos años de dolor y de querer a la sombra. El amor es la resistencia.  

Así que si vamos a hablar de amores, hablemos de los amores que son lucha, que son causa, que son cartas clandestinas y destierro o encierros, como los de Oscar Wilde, al que condenaron y encarcelaron por homosexual, y cantemos “los amores cobardes no llegan a amores ni a historias, se quedan allí”, sabiendo que el amor lleva consigo una historia y que hay que entregarse por completo a escribirla aunque se vuelva un puñal que desgarre desde adentro; o cantemos “yo he preferido hablar de cosas imposibles porque de cosas imposibles, porque de lo posible se sabe demasiado”, como cantaba y canta Silvio Rodríguez, sabiendo que esa frase tiene más que ver con el amor que todos esos “te amo” y “no puedo vivir sin ti” de los libros de amor prefabricado que abundan en los escaparates de supermercados.

Si vamos a hablar de amores, hablemos de los que son eso, cosas imposibles, como dice la canción, a los que se les escribe de noche en el primer pedazo de papel que se atraviese, como con un puñal entre los dientes que amenaza con cortar los labios de tanto ir murmurando mientras se escribe y a los que jamás se les dice “te amo”, porque decir te amo es matarle las palabras, desdibujarlo, colgarle las arandelas que venden en los manuales para amar, someterlo al escrutinio de lo impuesto, a la rigidez de lo establecido. Si vamos a hablar de amores hablemos de esos que no tienen la certeza de un te amo porque las certezas pueden ser cadenas, anclas, rejas, y a cambio la incertidumbre nos depara luchas y palabras, y con ellas el ansia inagotable de ponerlas sobre el papel y volverlas poema o canción o novela, cualquier cosa que sirva para dejar testamento.

Si vamos a hablar de amores, hablemos de los que no tienen certeza ni esperanza, porque esos son los que se vuelven búsqueda y en ella, se vuelven historia y se vuelven obra.

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