Aquí estamos, salvando vidas con un pinchazo y demostrando de esta manera que todo empieza a terminar.
Pero el miedo, que siempre es mal compañero si decide andar por ahí con la ignorancia, planea por todos lados. El mal actuar de los gobiernos poniendo como prioridad la economía, su falta de claridad y veracidad, han hecho que los ciudadanos se vean sumergidos en una especie de desconfianza absoluta que lo llena todo, como si se tratase de un diluvio universal.
La desinformación científica, la falta de claridad de los gobiernos y los enfoques de los medios de comunicación, inyectan un miedo que nos va a hacer que retrasemos la normalidad de antaño. El ciudadano de a pie desconfía de lo que le dicen y se agarra a unas medidas que le vendieron como solución a todo. No somos conscientes de que la vacunación es el gran cartel de “FIN”. Se acabó ya no hay más, liquidado. Cuando las suficientes personas para crear rebaño de grupo estén vacunadas, entonces el virus empezará a quedar como algo irrisorio. Mas el pavor generado se mantendrá como una lacra, una postilla tan pegada a nuestra piel que sabemos que no está preparada para despegar.
Entonces sé que tardaremos en dejar de ver mascarillas, se tardará en reconquistar la cercanía social, clases normales, abrazos, besos, y un largo etcétera de cosas que parece que se van a retrasar. Ilógicamente, de forma paralela, como si la hostelería estuviera recubierta de algún superpoder, tenemos ese universo con el que compartimos plano y las personas salen a disfrutar del ocio de beber y comer. En mi cabeza, las cuentas no salen. La incongruencia y el anti sentido común se multiplican peligrosamente, logrando llegar a ser más nocivo que el propio virus.
Una vez todos con nuestro pinchazo, debemos conquistar una normalidad que va más allá de esa que nos han permitido para que sigamos consumiendo. Se nos ha dejado morir para que no se hundiera el capitalismo, y a la vez han creado un miedo en formato de lacra que hace que el ciudadano incluso dude de las vacunas y no sea agradecido con algo hace años, era impensable.
Aquí estoy sentada, viendo cómo la gente tiene ahora más miedo que nunca. Se acerca el segundo aniversario del primer contagio en China, lo hemos logrado, lo hemos casi conseguido. Seamos lógicos, y obtengamos la información para saber que el final es cuestión de unos pinchazos más.
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