Pensar que todavía no tomamos en serio el riesgo en que se encuentran nuestros mares, con semejante potencial que nos ofrecen. Tantos problemas que hemos creado al interior de nuestro país, en el área terrestre, como que nos tiene amarrados para actuar y organizar prioridades sobre estos mares. Tan privilegiados que somos, el único país suramericano con dos mares, el Pacífico y el Caribe. Cada rato oímos de esta prerrogativa, como del idiota orgullo de estar entre los primeros biodiversos del mundo, pero seguimos impávidos ante el saqueo y destrucción de lo uno y lo otro.
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