Pero ahora me encuentro arrinconado
en la esquina de la juventud.
Me encuentro arrinconado
en el silencio real.
Pero, ¿Cuál es la diferencia
entre el silencio real
y el silencio de mi espíritu
de mi adolescencia?
Los dos silencios
terminan donde terminaban
mis recorridos solitarios
de la infancia:
En el río Pamplonita,
en los árboles de Cúcuta,
en el atardecer...
Yo sabía que esto pasaría
si no ganaba mi apuesta,
si no me agarraba
de "lo que había que agarrarse":
Del amor y sus traiciones,
de las falsas amistades,
de lo que me dijeron era el mundo.
Yo leí mi vida.
Desde la infancia leí mi vida,
desde cuando tenía insomnio
y despertaba a mi padre
en la madrugada
y le decía que no podía dormir
y él me decía con ternura
que él tampoco.
A pesar de esta impotencia irreversible,
esta vida ha tenido algo de felicidad...
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