A tus veinticuatro años
de Embellecer
el Alma de este Mundo
y a mis treinta
de sentir nostalgia por este Mundo,
tus Ojos Tímidamente Pícaros
y tu Gran Cuerpo
de Madre Adolescente
me conmovieron a primera vista
en aquella piscina del Hotel Bolívar
de nuestra Cúcuta
de Fin de Siglo Veinte.
Abarcaste mi vida.
Hablamos y hablamos hasta el Alba.
Dormimos juntos. Sólo nos besamos.
Te fuiste. Usé la Tarjeta que me diste.
En Mérida nadie contestó.
Atravesaste el Océano
hacia la España de tu Padre.
Luchaste. No amaste.
Morí en intentos de amor.
Hace Catorce Años
yo te estaba esperando.
Ahora, en la esquina de la juventud,
hablamos y hablamos.
Nos escuchamos.
Resucitas mi corazón
con tu Voz Comprensiva.
Te imagino Naciendo
y de Bebé en tu Casa
en nuestro barrio Blanco
mientras yo jugaba Fútbol en la Calle,
esperaba el Bus del Colegio,
agarraba Mangos,
contemplaba los Árboles y el Río
a la Hora de la Siesta.
Siento que nuestras almas
son hermanas,
que somos cómplices,
que eres la Mujer de mi vida.
Te invito a compartir
la Pretenciosa Sensación
de Amar y ser Amado.
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