Por: ND Andres Felipe Paipilla Quevedo, Master en Nutrición clínica y deportiva
Para muchas personas el tratamiento farmacológico no es una opción muy agradable, por lo cual en este artículo hablaremos de algunas estrategias naturales para el tratamiento de la hipertensión arterial.
Una estrategia novedosa que se ha investigado en los últimos años es el efecto del consumo del jugo de remolacha. En una revisión sistemática pubicada en el año 2018 titulada "Dietary Nitrate from Beetroot Juice for Hypertension” donde se incluyeron varios estudios y ensayos clínicos, se concluyo que el consumo de jugo de remolacha puede tener un efecto positivo en la reducción de la presión arterial; En términos de la cantidad recomendada se encontró que una dosis efectiva era de aproximadamente 250 ml al día, lo cual equivale a una taza. Es importante destacar que este consumo debe mantenerse durante un período prolongado, generalmente de cuatro a seis semanas, para observar los beneficios en la presión arterial.
Los investigadores afirman que los nitratos presentes en el zumo de remolacha se convierten en óxido nítrico en el cuerpo, lo cual ayuda a relajar y ensanchar los vasos sanguíneos, lo que a su vez puede reducir la presión arterial. Sin embargo, es importante mencionar que los resultados pueden variar de una persona a otra, y se recomienda la supervisión de un profesional de la salud como un nutricionista, para determinar la dosis y duración adecuadas según las necesidades individuales.
Además del zumo de remolacha, existen otras estrategias no farmacológicas que pueden ayudar a controlar la hipertensión arterial. Entre ellas se encuentra la adopción de una dieta equilibrada, la cual implica aumentar el consumo de alimentos saludables, como aceite de oliva, aguacate, almendras, pescados de mar, frutas, verduras, granos enteros , cereales integrales y reducir la ingesta de alimentos procesados como productos de paquete , gaseosas y embutidos (jamón, chorizo, salchichas mortadela etc.) pues estos tienen una elevada cantidad de sodio que podrían afectar de manera negativa las cifras tensionales.
En adición, la actividad física regular también desempeña un papel crucial en el manejo de la hipertensión arterial. Según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se recomienda realizar al menos 150 minutos de actividad física moderada a intensa a la semana. Esto puede incluir caminatas, natación, ciclismo o cualquier otra actividad que aumente la frecuencia cardíaca y promueva la salud cardiovascular.
Se ha observado también que la reducción de peso en personas con sobrepeso u obesidad puede ayudar a disminuir la presión arterial de manera notable. Esto se debe a que la pérdida de peso reduce la carga sobre el sistema cardiovascular, lo que facilita un mejor control de la tensión arterial.
En conclusión, la hipertensión arterial es una condición de salud importante que requiere un enfoque integral para su control. No solamente basta con tomar medicamentos sino adoptar un estilo de vida saludable que incluya adoptar una dieta equilibrada, realizar actividad física regular y mantener un peso saludable, teniendo en cuenta siempre las recomendaciones de un profesional en Nutrición que pueda brindar orientación personalizada y asegurar un tratamiento adecuado.
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