A raíz de la pandemia provocada por el COVID-19, la cobertura en vacunación para el control de otras enfermedades, se vio severamente afectada y precisamente, para el caso de la fiebre amarilla, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) acaba de emitir una alerta epidemiológica, ante la alarmante disminución de la proporción de población inmunizada contra esta patología.
En este llamado, la OPS informa que, si bien la vacuna contra esta enfermedad hace parte de los programas de vacunación de 36 de los 40 países y territorios con riesgo de fiebre amarilla en América y África, se estima que la cobertura es de apenas un 47%, porcentaje que se considera bajo en cuanto al control efectivo que reduzca el contagio.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) refuerzan este panorama, al indicar que, entre 2020 y 2021 se redujo la vacunación contra la fiebre amarilla en 6 de los 13 países y territorios con áreas endémicas en la región de las Américas.
Por su parte, las cifras oficiales del Ministerio de Salud y Protección Social indican que Colombia no dista de la realidad regional, pasando de una cobertura de vacunación, en la prevención y control de la enfermedad, en niños de un año, de 89.9 % en 2019 a 86.2 % en 2021.
Lo cierto es que esta afección se transmite por la picadura de un vector, causando 200 mil casos y al menos 30 mil muertes cada año. Al respecto, la Dra. Angélica María García, Gerente de Vacunas en Sanofi para la región Andina, Centroamérica y El Caribe, resalta la importancia de conocer los síntomas. Según ella “aunque puede confundirse con otras virales como el dengue, en el caso de la fiebre amarilla los síntomas pueden aparecer de 3 a 6 días después del contacto con el mosquito, causando fiebre, dolor muscular y de cabeza, escalofríos, pérdida del apetito y náuseas o vómitos”.
En la mayoría de los casos, estos síntomas desaparecen después de 4 días, pero de acuerdo con la OPS, al menos el 15% de los pacientes pueden experimentar una segunda fase en la que se presentan fiebres muy altas, causando la afectación a varios sistemas del cuerpo, dando como resultado el fallecimiento de la mitad de los pacientes que experimentan esa nueva etapa.
Si bien es cierto que no existe un tratamiento para la fiebre amarilla, se ha demostrado que la vacunación es un método preventivo de alta eficacia en el 99% de los casos, pues una sola dosis es suficiente para proteger por el resto de la vida.
La vacunación representa tan importante defensa ante esta enfermedad, que tanto la OMS como la OPS cuentan con un mapa detallado de las zonas de alto riesgo en América Latina, y por eso en la actualidad, esta es la única enfermedad que ante el Reglamento Sanitario Internacional (2005) requiere la prueba de vacunación para las personas que viajan desde países específicos o hacia algunos lugares donde la fiebre amarilla es endémica.
“Por la temporada de Semana Santa o de vacaciones, los viajes en el país se incrementan y al ser Colombia uno de los países con zonas endémicas y riesgo de fiebre amarilla, es importante acudir a los puntos de vacunación, en diferentes ciudades, donde las personas desde los 18 meses hasta los 60 años pueden vacunarse y así prevenir un posible contagio”, dijo la médica García.
Lo importante es estar alerta ante síntomas como fiebre, dolores musculares, coloración amarillenta de la piel, sangrado que puede llegar a convertirse en hemorragia, poca orina, delirio y convulsiones.
Por eso hay que vacunarse 10 días antes de viajar a un país donde se presente la enfermedad, usar un repelente de manera permanente, utilizar camisas de manga larga y pantalones que cubran las piernas y en lo posible colocar mosquiteros en la cama donde la persona va a dormir.
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