Jue, 11/12/2020 - 07:41

Salud emocional, otra víctima del coronavirus

Los desafíos causados por la llegada de la COVID-19 han afectado a la población no solo a nivel económico y social, sino también en la salud mental, siendo una de las más afectadas. Según el Ministerio de Salud y Protección Social, el aislamiento y las medidas para afrontar la nueva realidad ha incrementado los niveles de estrés y el malestar emocional de las personas desencadenando síntomas depresivos y ansiosos.

Ansiedad, angustia, temor al contagio e incluso la incertidumbre sobre cómo despedir a un ser querido en medio de la pandemia, son algunos de los factores que más han afectado la salud mental y emocional de los colombianos en un aislamiento que, aunque con excepciones, ya lleva más de ocho meses en el país, como medida de prevención para la propagación de coronavirus. 

Según el Ministerio de Salud y Protección Social, los aislamientos han incrementado los niveles de estrés en los colombianos, generando malestares emocionales y síntomas asociados a la depresión y ansiedad, afectando incluso la salud física.  Emociones que han requerido una atención especial por las consecuencias que generan.

Más allá de una enfermedad común    

La depresión y la ansiedad son enfermedades estigmatizadas.  El uso coloquial de estos términos ha desacreditado sus consecuencias a nivel físico y mental, implicando un desafío para los profesionales de la salud que buscan el tratamiento adecuado para cada una de las enfermedades y pacientes.

En el caso de la depresión, esta abarca varios síntomas como la pérdida de interés en cosas que antes eran importantes, pérdida del deseo a realizar las actividades, cambios en las rutinas como bañarse, comer, la forma de relacionamiento, el desempeño y la manera en la que se realizan las cosas y una autorreflexión negativa frente a sí mismo.

Por su parte, la ansiedad puede causar insomnio, ataques de pánico, taquicardia, sudoración, entre otros síntomas, que pueden afectar la cotidianidad de las personas e imposibilitar un desarrollo normal del día a día. Para Paola Daza, psicóloga del programa de cuidado emocional de Compensar, estas dos enfermedades están asociadas y requieren una atención especial para lograr la exteriorizarlas y tratarlas. “Al no reconocer las emociones, el cuerpo comienza a somatizarlas presentando migrañas, dolor de estómago o gastritis, síntomas que no tienen asociación con problemas de salud física o enfermedades.”

La clave es la atención 

Se debe tener en cuenta que cuando se habla de depresión y ansiedad no es algo pasajero. Para la Psicóloga Paola Daza, hay que identificar los detonantes de las enfermedades para poder tratarlas, por lo cual es necesaria la voluntad del paciente para recibir el tratamiento, continuar en el mismo y hacer un proceso que permita resolver los problemas que vienen de tiempo atrás.

Del mismo modo, tener empatía con el profesional es clave para ser constante con el tratamiento. La comodidad para contar las cosas de la vida, encontrar una corriente psicológica que se ajuste a los pacientes, poder hablar, exteriorizar con el profesional, pero en especial, estar de acuerdo con el método y la manera en que se desarrolla la terapia, son elementos primordiales para llegar al éxito del tratamiento.

Es un problema de todos   

No solo los adultos presentan problemas a nivel emocional, también lo hacen niños, jóvenes y adultos mayores incrementado el número de consultas.

En el caso de los adultos mayores, enfrentarse a la soledad ha sido uno de los mayores retos. El aislamiento ha imposibilitado las visitas de los familiares, transformando estos encuentros a comunicaciones virtuales, que, en algunos casos, tienen gran dificultad para realizarse por el desconocimiento de la tecnología.

Por su parte, los jóvenes y niños cambiaron las rutinas diarias, para estar en casa frente a un computador para recibir las clases ha evidenciado problemas a nivel de concentración y vinculación social con las personas del hogar. Estos cambios en las dinámicas sociales han generado un temor para interactuar de manera presencial, puesto que existe un miedo constante al contagio si se asumen las conductas que antes de la pandemia se consideraban normales.

La nueva realidad es un desafío que constituye un cuidado especial ante el contagio, pero así mismo, un reto frente a las nuevas dinámicas sociales que pueden afectar gravemente la salud mental. Programas como “Cuidado Emocional”, de Compensar, brindan acompañamiento psicológico y social para resolver de manera conjunta cada uno de los problemas emocionales.

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