La forma en que se establecen las rutinas diariamente, tal como: bañarse, desayunar, cambiarse, salir a tomar transporte, son situaciones a las que una persona le establecía su tiempo de duración, estilos y formas de hacerlo. ¿Qué sucede ahora que se pasa directamente de la cama al puesto de trabajo? ¿Cómo quedan las rutinas anteriormente mencionadas? De ahí que se reconozca la situación de teletrabajo como algo que podría llevar un riesgo de descuido en cada una de las actividades más necesarias de nuestra vida como bañarse y desayunar.
En la escala de necesidades de Maslow, en las que entran de primero las necesidades fisiológicas y demás, se observa cómo la escala de necesidades se puede trastocar por un elemento clave en todo esto: la necesidad de sentido. ¿Qué sentido tiene para uno cada una de esas necesidades? Acá lo que se observa es que dicha escala no es tan lineal como se cree porque se atraviesa justamente el sentido ¿Por qué seguir igual la rutina de trabajo si no siento que debo hacer lo mismo por estar en la casa? Ahí empieza cada una de esas necesidades primordiales de la persona a verse afectada. Sumado a fenómenos más actuales como la procastrinación o la postergación de actividades por estar dentro de un ambiente claramente conocido y sin tener una supervisión directa de un superior. Por más que la llegue a tener vía whatsapp, no es algo que se sienta de manera constante en un proceso de rendimiento laboral desde la casa.
¿Qué hacer entonces?
Acá unas pautas desde el reconocimiento del propio sentido para evitar que el teletrabajo se convierta en otra fuente de ansiedad:
Sé parte de las preguntas y el cuestionamiento para poder observar todo aquello que está atravesado en ese sentido sobre el teletrabajo y el rendimiento que se establece en el mismo.
Es importante reconocer la manera en que el teletrabajo supone otras categorías sobre el rendimiento laboral y la forma en que se reconoce la propia productividad dentro de la casa. De ahí que este aprendizaje sobre el teletrabajo conlleve a un manejo de aislamiento que estamos viviendo actualmente. La sobrecarga de estrés no conoce de lugares ni los discrimina: aparece en tanto la sensación de aprehensión aumenta dentro del desarrollo de las propias actividades. La forma en que el teletrabajo se ha visto para muchos, casi que improvisado, conlleva a que requiere un aprendizaje previo de las funciones y no dejar las propias rutinas de autocuidado que se tiene a nivel general en el trabajo.
Por eso es importante reconocer la importancia de la salud mental en el teletrabajo en estos tiempos de cuarentena, para poder permitirse un manejo más adecuado de las propias competencias y capacidades de cada empleado en esta situación. De ahí que las pautas que se reconozcan más como una reflexión para que cada persona establezca su propio estilo de teletrabajo según sus posibilidades y capacidades en lo que respecta al desarrollo de sus habilidades laborales, intelectuales y de desarrollo profesional.
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